Testimonio: ‘Cansado y costoso, pero valió la pena’

Compartió que entró en depresión porque ya tenía 30 años y no podía embarazarse, “finalmente decidí iniciar un tratamiento hormonal con un ginecólogo y luego de dos años y medio pude concebir a mi primer bebé, que nació pero dos semanas después falleció”.

Dijo que después se volvió a embarazar de su segundo hijo pero bajo muchos cuidados médicos ya que tenía amenazas de aborto; “este niño sí se logró, dí a luz sin complicaciones, y cinco años después me volví a embarazar y tuve a mi tercer hijo y ya este fue sin ninguna complicación”.

Julieta, enfermera de profesión, platicó que desde muy joven empezó a trabajar en hospitales y tuvo contacto con fármacos y productos químicos, lo que quizá pudo haber propiciado su problema de infertilidad.

“En mi familia no hay ningún antecedente de esterilidad, yo fui la única, también los doctores decían que tenía matriz infantil”, destacó.

El tiempo transcurrió y cuando menos se lo esperaba, Julieta quien fue tratada por un ginecólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), resultó embarazada de su cuarto hijo, “nació mi niña, fue todo una bendición, no me lo esperaba, después de tanto sufrimiento hubo recompensa grande, ahora tengo la familia que amo”.