La economía y las finanzas como el trasfondo de disputas políticas (ii)

Segunda Parte: El segundo modelo socioeconómico

Hay un modelo en el que se trata de entregar la mayor cantidad de recursos a las personas, sectores y regiones de la parte más avanzada y dinámica de la economía. Ningún modelo es absoluto, pero claramente las prioridades son diferentes. Bajo este enfoque se argumenta que al apoyar más los adelantados, jalarían al resto, con un "efecto multiplicador". ¿Quién selecciona a estos meritorios para un trato excepcional con los recursos nacionales? El político en turno, los medios, a veces los organismos mundiales, y sus defensores académicos. La apuesta es que el país saldrá mejor, aunque sus sectores populares resientan un "dolor" en lo inmediato. Se tienen que apretar ahora para crecer después, es el razonamiento, o cuando menos el anzuelo/pretexto. Así ha sido no solo en Argentina, sino en todas partes, México incluido.

Una de las mejores formas de dirigir los recursos nacionales al sector supuestamente más importante es subsidiar a las exportaciones. En los días de la Economía Pre Global, con pocas posibilidades de acceso a los mercados financieros bajo condiciones razonables para países sin mucho desarrollo, cada país contaba con una suma limitada de moneda extranjera (sus "reservas", también claramente un residuo mental de la época no solo Pre Global, sino mercantil de los siglos VI y VII). Sus posibilidades de pedir prestado eran mínimas. Alemania, Japón, Corea, y ahora China, Vietnam, India, Malasia, Indonesia, etc., esencialmente financiaron su propio desarrollo, cerrando su economía en los tiempos en los cuales no era competitiva, y abriéndola cuando ya lo era.

Pero, ¿cómo obtener más moneda extranjera en nuestro tiempo? Apoyando a los exportadores, se afirma. En todos los casos mencionados, los productos exportados se vinculaban estrechamente con el resto de la economía nacional, de tal manera que hubiera un jalón para todos, o cuando menos, para muchos. En estos países, existía una mano de obra barata y productiva, condición necesaria de una buena competitividad mundial en esta primera fase.

Pero, ¿qué pasa con un país cuya mano de obra es relativamente cara, y que históricamente ha producido trigo y ganado? El crecimiento del sector exportador no va a beneficiar al resto de la economía. Es más, al lograr un beneficio de una política pública, se envalentonan los escogidos a exigir otro. Y ¿cuál es el beneficio más codiciado? Más moneda nacional por la misma exportación, es decir una buena devaluación. El segundo modelo conduce a sucesivas devaluaciones, como vivía México mismo entre Luis Echeverría y Enrique Peña. Ninguna paridad era suficiente porque el modelo mismo exigía más y más. Esta situación lo exhibe Argentina de una manera única en el planeta. Veamos.

Argentina era considerado un país rico, por ser un trasplante europeo en tierras americanas, y por ello tenía un nivel de vida europeo con la gran ventaja adicional de sus inmensos recursos naturales y poca población. Estaba destinado a ser un país super desarrollado. Para enero de 1914, el peso argentino valía 2.37 pesos/dólar. Al mismo tiempo, en 1910, antes del inicio de la Revolución Mexicana, el peso mexicano también andaba alrededor de los 2 pesos/dólar. Hoy día, el peso argentino se cotiza en 862/dólar, y el mexicano en 16.6/dólar. Estos números no reflejan la verdad de las devaluaciones de los dos países, ya que, en 1993, México eliminó tres ceros, haciendo que 1,000 pesos viejos equivaldrían a 1 nuevo peso.

Argentina hizo más, eliminando muchos ceros de su moneda. Tumbó 2 ceros de su moneda en enero de 1970, otros 4 en junio de 1983, 3 más en junio de 1985, otros 4 más en enero de 1992. Es decir redujo el valor de su moneda original en un total de 10"000,000´000,000 de veces. O sea, a los 862 pesos/dólar, hay que multiplicar por 10 billones para llegar al valor del peso original por dólar en 1914 que era solo 2/dólar. La devaluación en todo este periodo son los 10 billones de veces mencionados por otros 400 (800 pesos actuales sobre 2 pesos originales), esto es una devaluación acumulativa tan elevada que requerimos de 4,000 billones de pesos actuales argentinos para igualar el valor en dólares de un peso argentino de 1914. En comparación, México devaluó su moneda en el mismo periodo "solo" unas 8,000 veces, casi un caso de equilibrio, estabilidad y sustentabilidad ante los 4,000 billones del caso argentino.

Ni siquiera es el fin de la cuenta. El dólar mismo se ha estado devaluando en el tiempo a una tasa histórica superior al 3% anualmente. O sea: 1 dólar de 1910 equivale en poder de compra a 32.67 dólares de hoy día. Por ello, hay que volver a multiplicar los 4,000 billones por 32.67 para conocer el verdadero deterioro en el poder de compra internacional de la moneda argentina. O sea, 130,000 billones de veces de pérdida del poder de compra. En poco tiempo este país ha convertido su dinero en basura incontables veces.

Uno pensaría que toda esa devaluación es necesaria para promover las exportaciones e inhibir las importaciones. Pero, mientras que las exportaciones/PIB equivalían al 33% en 2021, las importaciones sumaban menos de la mitad de las exportaciones argentinas. https://data.worldbank.org/indicator/NE.EXP.GNFS.ZS

Para México, en 2022, los dos porcentajes son 45.5 y 42.6. Ahora, Argentina devalúa y México revalúa sus respectivas monedas. En el sentido contrario a lo que la teoría económica nos dice. La respuesta está en los flujos de capital, favorables para México y desfavorables para Argentina. Este juicio del capital me parece tajante.

Finalmente, nos queda la triste tarea de resaltar la inflación grosera resultante: 288% anual en el mes de marzo pasado, algo más que los 277% anual en febrero pasado.  

(Nota del editor: mañana las conclusiones para ambos modelos "Devaluaciones: la tragedia autoinflingida". El autor es Doctor en Economía, especialista en planeación y finanzas, colaborador de PRESENTE)