Plano tangente

El efecto dominó de la naturaleza

"Destruir las selvas tropicales para obtener dinero es como usar una obra de arte del Renacimiento para hacer fuego para preparar comida"

E.O. Wilson

Los ecosistemas tropicales se caracterizan por su biodiversidad, sobre todo cuando son contrastados con aquéllos de las regiones templadas. Esta brecha en cualidades y propiedades se debe a sus diferencias en condiciones ambientales. Mientras que en las regiones templadas la temperatura experimenta variaciones moderadas según las distintas estaciones del año, las temperaturas en el clima tropical son constantemente altas por encima de los 18 °C, sin variaciones extremas de frío o calor. Estas últimas regiones, además, se caracterizan por condiciones húmedas.

Como consecuencia, los ecosistemas templados se caracterizan por tener pastizales y bosques. En cambio, los ecosistemas tropicales son ricos en biodiversidad y conocidos por sus exuberantes bosques tropicales. Es tal su densidad y variedad en vegetación que juegan un papel vital en la absorción de dióxido de carbono y la mitigación del efecto invernadero. Sin embargo, la modernidad ha ido acabando con estos ecosistemas, trayendo así otros problemas. La pérdida de biodiversidad en Tabasco puede tener una serie de consecuencias graves que afecten tanto al medio ambiente como a la sociedad en general.

El uso de la tierra, la expansión agrícola y la industrialización han provocado la pérdida de hábitat. Particularmente en los bosques tropicales se ha visto una deforestación acelerada desde la década de 1950, principalmente en tierras agrícolas, plantaciones y áreas urbanas. Los cambios a gran escala en el uso de la tierra han tenido repercusiones negativas sobre todas las especies tropicales, superando los esfuerzos de conservación que han intentado salir a flote como respuesta.

La biodiversidad es fundamental para la provisión de una amplia gama de servicios ecosistémicos, como la regulación del clima, la purificación del agua, la polinización de cultivos y la protección contra desastres naturales. La pérdida de biodiversidad puede afectar la capacidad de los ecosistemas tabasqueños para brindar estos servicios esenciales, lo que a su vez puede tener repercusiones negativas en la agricultura, la seguridad alimentaria y la resiliencia ante eventos extremos.

La pérdida de especies polinizadoras y la degradación de los ecosistemas pueden reducir la productividad agrícola en Tabasco, asestando un fuerte golpe contra los agricultores y la economía regional. Esto, a su vez, amenaza a la seguridad alimentaria y la autonomía de las comunidades locales, pues reduce la disponibilidad de alimentos silvestres, medicinas tradicionales y otros recursos naturales que son utilizados para su subsistencia y sustento.

Además, la deforestación para fines agrícolas y urbanos y otras actividades humanas pueden conducir a la pérdida de hábitats y a la fragmentación del paisaje en Tabasco. Esto puede llevar a la pérdida de especies nativas y la disminución de la conectividad entre áreas naturales protegidas, lo que dificulta el movimiento de la fauna, la dispersión de semillas, y por tanto, la preservación local de especies.

El deterioro de la biodiversidad también puede tener implicaciones directas para la salud humana, ya que, por una parte, muchos medicamentos y tratamientos provienen de plantas y animales y, por otra, la calidad del aire está estrechamente relacionada con el bienestar de los ecosistemas.

Para mantener la biodiversidad es indispensable proteger los bosques, humedales y manglares. Plantar árboles en áreas deforestadas también ayuda a recuperar la cobertura vegetal y mejorar la calidad del agua, que es otro pilar de los ecosistemas. De la misma manera es necesario promover prácticas agrícolas y pesqueras sostenibles que no afecten la biodiversidad. Pero, sobre todo, concientizar a la población sobre la importancia de la biodiversidad es fundamental para su protección. A raíz del entendimiento generalizado de la problemática, se da pauta a la exigencia y promoción de políticas públicas que incentiven la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos naturales.

Estas medidas subrayan la importancia de la colaboración entre quienes formulan de políticas, las comunidades y diversas partes interesadas para proteger y restaurar los ecosistemas templados y tropicales. Al abordar la deforestación, promover prácticas sostenibles de uso de la tierra y valorar los servicios ecológicos que brindan estos ecosistemas, es posible mitigar la degradación ambiental y garantizar la salud a largo plazo de estos hábitats vitales.

Para comprometerse con la protección de la biodiversidad y los ecosistemas hay que entenderlos como el centro de una red que lo interconecta todo. En ocasiones es complicado dar importancia a cosas que no brindan un beneficio explícito a cambio. Sin embargo, cada vez se ve con más claridad cómo un ecosistema saludable, variado e inocuo trae consigo beneficios para las personas, para la productividad de la tierra y para la naturaleza misma. Quizás es momento de replantearse la relación entre la humanidad y la tierra y, ante el fracaso de los monocultivos y su explotación, volver a ciertas prácticas más sencillas, pero efectivas. (jorgequirozcasanova@gmail.com)