Pobreza y desigualdad, como hace 50 años; prolongar, no resolver la crisis

Pobreza y desigualdad, como hace 50 años; prolongar, no resolver la crisis

*Stavenhagen: una oportunidad para revisar nuestros problemas

*Necesario hacer visibles a los pobres y atender sus necesidades

*El retorno del PRD a la Jucopo; una decisión por unanimidad

Vivimos al día. Nos insisten en que el pasado no importa –salvo para fundamentar creencias y mitos, pero no como enseñanza-, y el futuro es incierto. Se presentan como novedosas soluciones que funcionaron en otro tiempo pero que fueron abandonadas, o se desempolvan respuestas que ya probaron su ineficacia. La pobreza y la desigualdad, sirven para justificar enormes presupuestos –que la mayoría de las veces no llegan a los pobres-, o para la subordinación de los votantes.   

En la política mexicana existe un problema fundamental: se piensa a México desde el fragmento y lo sectorial. No hay voluntad política de planeación estructural. Esto produce errores graves a la hora de proponer un proyecto de nación.

Se aprobaron, por ejemplo, 12 reformas constitucionales entre 2012 y 2013, pero al final del llamado Pacto por México quedaron pendientes aspectos estratégicos de seguridad pública, fiscalización de recursos y combate a la corrupción. Ahora, con lo prometido y mal andado, se tiene que discutir de nuevo lo que se quiere lograr en seguridad, manejo de recursos y anticorrupción.

Tenemos así un diseño equivocado de políticas públicas. La liebre brinca por cualquier resquicio. Los empresarios se quejan de la inseguridad, la reforma fiscal, los “gasolinazos” y el peso prendido con alfileres. Ni hablar del Estado de Derecho, que se conoce por chueco. La clase trabajadora no encuentra dinero en sus bolsillos, ni empleos suficientes y bien remunerados. Los sindicatos luchan por la sobrevivencia pero no visualizan un futuro promisorio, cautivos de alianzas y desafíos. Los campesinos quieren lo mismo que sus ancestros: la productividad de la madre tierra, sin daños ecológicos, pero se topan con subsidios proclives al control político y la subordinación al gobierno en turno. Sin mercados libres, sólo instrumentos de dependencia.

Cada zona estratégica para el desarrollo nacional es un desastre,  pues no se concibe como parte de un todo. (Sucede trágicamente en la seguridad y combate al delito.) Más aún: los gobernantes prefieren trabajar en carriles separados, sin juntar las piezas del rompecabezas. Y cuando alguien pregunta por fallas en las políticas públicas, nadie se hace responsable del aislamiento y la fragmentación.

Se entiende por qué los proyectos de nación juegan a las escondidas.            

RUTA PARA EL MÉXICO INTEGRAL

EL ANTROPÓLOGO y sociólogo Rodolfo Stavenhagen (1932-2016) tuvo como misión académica el diagnóstico preciso de la pobreza en México. Su punto de partida fue la justicia social para los desposeídos. Una ruta analítica del marxismo latinoamericano, entre ruinas y utopías. Los políticos y técnicos que diseñan planes de desarrollo harían bien en revisar el texto “7 tesis equivocadas sobre América Latina” (1965) para comprender la complejidad de su tarea.

Con relación a la pedacería que la política real provoca en México, en 2012 Stavenhagen había dicho en 2012 que las soluciones a los grandes problemas nacionales pasaban por entender al país en su conjunto, “más que sus partes fragmentadas”.

En varios tonos se ha dicho que justo en sentido contrario se definieron las reformas constitucionales que fueron el momento estelar –ya lejano- del presidente Enrique Peña en su sexenio. Como se concibieron de forma aislada, las partes no se unieron para formar un todo coherente. Y no se vio por ningún lado el proyecto de nación a ejecutar con tales reformas. O también puede ser, como dicen los críticos más radicales, que de lo que se trata es precisamente eso: desmantelar al país.

Compare el lector ese diseño institucional -sin hilo conductor visible- con las siguientes líneas de Stavenhagen: “El problema más urgente del país es el de la pobreza, de la desigualdad social y económica con todas sus secuelas, pero particularmente en la sociedad rural mexicana, incluyendo la indígena, la sociedad campesina. Y sabiendo que no todos los indígenas son rurales, porque muchos ahora son migrantes en Estados Unidos y van y vienen, tienen casa en la ciudad, pero hay una enorme desigualdad y más que desigualdad, inequidad, entre el México rural y el México urbano”.

Un proyecto de nación, plantea Stavenhagen (y lo dijo desde el lejano 1965), comienza por atender su problema más urgente, y con ese eje de acción se aplican estrategias -económicas, sociales, políticas- para desarrollar el país. Se evita así la dispersión de prioridades. Es un hilo conductor. Justo lo que falta en el diseño de políticas públicas en México.

POBREZA, NOMBRES Y COSTOS

LUCHAR contra la pobreza, para Stavenhagen, significó definir áreas de acción. Como investigador, dejó los estudios de arte para abrazar un proyecto de vida: “Todos los problemas tienen que ver con la falta de políticas de desarrollo económico para los pueblos indígenas, porque las carencias son realmente legendarias: de servicios sociales, de salud, vivienda, infraestructura, caminos, luz, agua, créditos para proyectos, etcétera”.

Cuando se piensa en términos de un mínimo satisfactor de vida, la prioridad de los proyectos cambia. ¿Es así como los actores políticos proponen atender problemas nacionales? Algo de su discurso pasa por ahí, pero en sus acciones la prioridad es atender los reclamos de las élites. Y estamos atorados: “Se llega a la sectorización del pensamiento: políticos que no saben pensar el país en su conjunto”.

Por esa razón, Stavenhagen criticó las imposiciones financieras de los centros del poder mundial (FMI, Banco Mundial, Wall Street, ONU) hacia países de América Latina, Asia y África, estrangulados por la pobreza. Sus investigaciones son un diagnóstico exacto sobre agendas de desarrollo en países emergentes. Stavenhagen los invitó a pensar por sí mismos, aunque muchos se siguen resistiendo. Como vemos, no han inventado nada nuevo; pobreza y desigualdad siguen siendo una losa.

CONGRESO, DE IDA Y VUELTA

CASI AL CIERRE de esta columna se conoció la decisión de la Sala Superior del tribunal electoral (TEPJF) que le devuelve la Junta de Coordinación Política (Jucopo) al Partido de la Revolución Democrática. En broma comenté que Federico Madrazo tenía una “presidencia subrogada”, en referencia al debate de la maternidad subrogada. Pesó el argumento de que los reacomodos en el Congreso tabasqueño eran materia de derecho parlamentario. Ahora se reanudará el debate político. Tendrán días de asueto para reflexionar. (vmsamano@yahoo.com.mx)