¿Y de ahí?

La humanidad espera el 2024 como una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor

La realidad política y social, tanto del país como del mundo. La humanidad espera el 2024 como una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor, con esperanza de recuperarse definitivamente de los estragos de la pandemia, aunque también con nubarrones preocupantes en lo económico y climático.

Mientras el conflicto en Ucrania cumplió un año, se abrió otro frente internacional en Gaza. La paz sigue siendo uno de los grandes pendientes que muestra los límites de las buenas intenciones políticas de organizaciones tan importantes como la Organización de las Naciones Unidas. Otro frente mundial en el que no se ha logrado sumar la voluntad política suficiente para generar los compromisos necesarios es la batalla contra el cambio climático. La COP 28 concluyó el pasado 12 de diciembre con el reconocimiento de que la humanidad debe poner término al uso de combustibles fósiles, pero sin concretar objetivos tangibles, de modo que la meta de reducir a cero las emisiones de carbono por estos combustibles en 2050 queda en una mera declaración de intenciones.

La región de América Latina ha concentrado los reflectores en Argentina, tras el triunfo de Javier Milei, con la esperanza de que a pesar de la dureza de sus primeras acciones de gobierno, el trago amargo sirva para estabilizar la castigada economía de esa nación. Los efectos de las medidas, sin duda, causarán repercusiones en toda la región como un ejemplo, sea a evitar o a seguir, según se muestren los resultados que se seguirán con gran interés.

En México, 2023 ha sido un año en el que hemos vivido procesos de intensas y variadas definiciones políticas, previas al proceso electoral en curso, en el cual sin duda habrá todavía muchas sorpresas. En particular causa interés que las instituciones como el Instituto Nacional Electoral (INE) así como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) han tenido dificultades para alcanzar consensos al interior, lo que ha provocado que en el INE se pospusiera la definición de la secretaría general luego que no prosperaron las propuestas de la consejera presidenta Guadalupe Taddei, mientras que en el TEPJF las diferencias orillaron al magistrado Reyes Rodríguez a renunciar al cargo a partir del 31 de diciembre. Es de interés nacional que, con el proceso electoral en marcha, estas instituciones electorales se encuentren fortalecidas, que al interior haya consensos que les permitan trabajar en unidad para hacer valer el marco jurídico y garantizar la certidumbre de las elecciones a las que estamos convocados el próximo 2 de junio. 

No está de más recordar que los mexicanos iremos a las urnas a renovar la presidencia de la República, el Senado, la Cámara de Diputados Federal, así como las gubernaturas de Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, y más de 19 mil cargos en total a lo largo y ancho del país. Un proceso complejo, altamente técnico, que sólo puede ser posible gracias a la participación de los ciudadanos, desde el sencillo acto de depositar la boleta tachada en la urna, hasta toda la complejidad de la definición de candidatos y candidatas, la organización electoral en la definición de sedes, mesas directivas de casillas, boletas, y todos los detalles necesarios para la fiesta de la democracia. 

Vamos al 2024 con desafíos importantes e innegables a nivel seguridad, los cuales también han ido cambiando y que requieren de la cooperación de toda la ciudadanía para poder prevenir los delitos siempre que sea posible, denunciarlos y combatirlos ahí donde se presentan. Hemos de estar muy vigilantes de que la inseguridad no se convierta en un factor que influya negativamente en las elecciones, para lo cual cada mexicano debe estar convencido de la validez e importancia de su voto, con disposición a participar de manera completamente libre y muy bien informada.

En una realidad en la que la única certidumbre absoluta es el cambio, con medios de información y tecnologías que están en pleno desarrollo, como las inteligencias artificiales, los ciudadanos bien podríamos hacernos el propósito de que este año próximo seamos más críticos respecto de la información que recibimos y replicamos. Ser mejores consumidores de contenido, más responsables, así como también desde las autoridades, hacerse el compromiso de informar siempre con claridad e inmediatez. A nivel sociedad, sólo podremos entendernos si nos esforzamos todos en que la comunicación sea clara. Es necesario para hacer frente a los retos que nos plantea el año próximo.