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EL SOL DEL SURESTE



05/12/202503:00 p.m.Autor: SIT/Ramón SánchezFuente: SOL DEL SURESTE
Devoción y oficio
Por más de 30 años, Don Alonso Jiménez, ha conservado la tradición de reparar imágenes religiosas

JONUTA 

UN OFICIO DE FE Y TRADICIÓN EN JONUTA

Desde hace más de tres décadas, Alonso Jiménez Morales ha dedicado su vida a preservar la fe mediante la reparación de imágenes religiosas, un oficio poco valorado pero que, asegura, requiere talento, técnica y profundo respeto.

En entrevista para El Sol del Sureste, desde su taller ubicado en la calle Aquiles Serdán, en el Barrio Abajeño, el artesano relató que comenzó en este oficio a los 18 años, motivado por iniciativa propia y siguiendo una tradición familiar.

"Además de saber otros oficios, aprendí a restaurar imágenes religiosas porque es una herencia que ha pasado de generación en generación", comentó.

TEMPORADA FUERTE

Jiménez Morales explicó que los meses de diciembre y enero son los más productivos del año, ya que numerosas familias llevan a reparar imágenes del Niño Dios, vírgenes y Reyes Magos elaboradas en yeso, madera o resina. 

Actualmente trabaja en la restauración de dos piezas talladas en madera: una Virgen María y un San Bernardino.

Con más de 60 años de edad, el artesano asegura que lejos de ser tedioso, su trabajo es una actividad que disfruta plenamente. La ciudadanía lo conoce también por su sobrenombre artístico: "Loncho Lonchin".

paciencia y precisión

Aunque su experiencia es amplia, también ha enfrentado momentos complicados, como cuando por descuido ha llegado a romper alguna figura ya restaurada, obligándolo a reiniciar el trabajo desde cero.

Los costos de sus servicios van desde 15 hasta 200 pesos, dependiendo del tamaño y del material de la imagen. Su labor, afirma, es principalmente intuitiva: aunque ha leído sobre técnicas de preservación del arte sacro, su aprendizaje ha sido autodidacta y ha logrado dominar materiales que van desde resina y fibra hasta plomo.

"No tiene ninguna ciencia repararlas; basta con identificar el material. Pero sí se requiere conocimiento, y eso solo se adquiere con la práctica", subrayó. Jiménez Morales recordó que, durante la pandemia, su trabajo disminuyó más del 50 %.

Antes recibía de 10 a 13 clientes diarios; ahora apenas llegan de 2 a 3, aunque ello le ha permitido continuar con su oficio y subsistir.



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