Para poder hablar sobre la fundación de la populosa colonia “Mayito”, obviamente tendríamos que hacer plática de la famosa fábrica “Mayito”, que en aquellos tiempos se encargaba de elaborar: velas, jabones, curtiduría de pieles, zapatería, talabartería y baulerías, negocio que pertenecía a comerciantes españoles y la cual se le nominaba “Juan Ferrer y Compañía” y que era regenteada por el Sr. Antonio Rullán Ferrer, quien también era socio. Fábrica que por cierto se fundó en 1890.

Estos señores dueños y socios mencionados, cedieron en regalía a sus más antiguos trabajadores una extensión de terreno que pertenecía a dicha fábrica para que se levantaran sus habitantes y salieran de la condición de inquilinos. El terreno del que se menciona está situado sobre el Suroeste de esta ciudad, entre dicha negociación y la laguna de la “Pólvora”, con salida al cementerio general y Paseo de los Héroes (hoy 27 de Febrero) y otra salida por medio de la calzada o terraplén levantado por los mismos donantes que atraviesa parte de dicha laguna, que salen al camino de la Sierra (hoy periférico Carlos Pellicer Cámara) y frente al edificio de la Planta Eléctrica de luz y Agua, la cual estuvo ubicada donde hoy se encuentra el edificio de la Casa de Arte “José Gorostiza”.

Este famoso terraplén hoy es nada más y nada menos la calle Rullán Ferrer. El predio donado fue dividido en lotes por el ingeniero agrónomo Leandro Martínez Chablé, mientras que el estatus notarial estuvo a cargo del Sr. Dolores Camelo en el año de 1923 Pero usted amigo lector se preguntará del ¿por qué la fábrica se llamaba Mayito?, nos narra el periodista Ramón N. López, que él tuvo la oportunidad de conocerla allá por los años de 1887 y que antes de ser la fábrica, fue un ranchito o pequeña quinta, la cual pertenecía a las señoras Catalina Punaro Viuda de Chablé y Carmen Cornejo, quienes tenían una pequeña capilla con techos de teja y acotada de setos, embarrada, en la cual se celebran anualmente el 3 de mayo, Día de la Cruz. Por lo que el nombre de “Mayito” le fue impuesto, según la tradición en diminutivo a la del barrio de la Santa Cruz, que era la patrona del lugar y la cual duraba ocho días y siendo esta de menos días y menos relevancia.

Ahora bien, hablemos un poco de estas famosas fiestas de “Mayito”. Siguiendo la fuente del libro Villahermosa Nuestra Ciudad en su tomo I, II y III, podemos decir que eran muy concurridas por los habitantes de la ciudad y ordinariamente era visitada por las familias de Atasta y Tamulté, sobre todo los domingos que llegaban al desahogo del calor de estas fechas.