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EL SOL DEL SURESTE
“No me ha matado el Coronavirus, pero quizás el hambre si lo logre, mis tomates, plátano y limón ya fueron saqueados, ahora tengo que vivir pendiente de mi cosecha, porque de eso es lo que vivo”, dijo Romana Pérez Martínez.
La mujer de edad avanzada, que armaba un cerco para proteger su huerto, expuso que ha dejado su casa para vivir a orillas del río Grijalva, donde hoy tiene un huerto, aprovechando el caudal para bañar una pequeña siembra de varias hortalizas, que de acuerdo a ella, le han servido para llevar comida a su casa, pues no cuenta con mayores ingresos.
Con machete en mano, dejando caer el filo de la hoja en un pedazo de madera al que le da forma de estaca y que servirá para anclar una malla, la mujer a quien se le dibuja una sonrisa en el rostro al escuchar la pregunta, ¿No tiene miedo de enfermarse del Covid-19?, sin titubear se irgue nuevamente llevándose las manos a la cintura.
“Ay mi hijo, si no me mata el Coronavirus, el hambre lo va hacer, nadie va a venir a darme de comer, al contrario, ya me han robado limón, tomate y hasta los plátanos, sino me pongo abusada, me dejan sin nada y luego que como”, agregó.
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- 02/10/2022
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