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EL SOL DEL SURESTE
Villahermosa, Tab.-
HISTORIA
- La devaluación del peso en 1994 acarreó problemas económicos a don Juan José Moreno Becerra, viejo talabartero que ahora tiene 84 años de edad, padre de Pepe Moreno, abogado, que prefirió cambiar su profesión y seguir los pasos de su padre en el arte de trabajar la piel curtida para confeccionar diversos artículos para el uso diario de la gente.
- –-Tuvimos que comprar todo de nuevo entonces –dice Pepe–-, yo tenía catorce años. Pero el oficio lo aprendí desde los ocho. Prácticamente me enseñaron jugando. A la edad de diez años mi papá me ponía una mesita y la tarea era que construyera huaraches para niños, así como el que te voy a mostrar ahorita –dice mientras trae un pequeño artículo del tamaño de un pie de una criatura de ocho a nueve meses–.
Doña Rosa Guadalupe Cortés Hernández me dijo un día, –hijo tú tienes manos de formador– y yo me quedé sorprendido, preguntándome por qué razón mi madre había dicho eso.
- Pepe tenía que cortar todas las tiras de piel como un simple ejercicio, hacer los orificios, empatar y pegarlas a la base de una diminuta plantilla. A partir de ahí él tuvo conciencia que podía desempeñar el oficio de talabartero, mismo al que se había dedicado su bisabuelo, aunque éste solo se especializaba a la jarciería, es decir, todo aquello que tenía que ver con los implementos de las sillas de montar, los aperos, la cincha, el sillín del fuste, etcétera.
Don Juan José empezó a trabajar desde muy joven en el antiguo mercado, aquel que estaba ubicado donde hoy se encuentra el Centro Cultural Villahermosa, de ahí trabajó con los dueños de la famosa Puerta del Sol. Fueron ellos quienes alentaron a don Juan José a comenzar el negocio de la talabartería.
Hubo dos maestros que guiaron al joven Juan José en este arte, don Manuel Adonay de la Cruz y don Patricio Hernández, de Villahermosa y Morelia, respectivamente.
- Ellos le enseñaron a manejar todo tipo de piel, el curtido, el calibrado necesario para la hechura de vainas (usadas por los campesinos como funda para sus machetes), los cortes para los aperos, bolsas, billeteras y una gran variedad de artículos que uno puede ver en su local ubicado en la segunda planta de mercado José María Pino Suárez nombrado Talabartería La Herradura, donde don Juan José está la mayor parte del tiempo sentado y concentrado trabajando en su máquina de coser 3117 que es más antigua que la que usa su hijo Pepe Moreno, que es una máquina alemana fabricada en los años de la Segunda Guerra Mundial.
Ambos están ocupados todo el día, llega gente a reparar sus zapatos o sandalias. En el momento en que conversábamos con él se acercó un profesor tamborilero oriundo de Nacajuca a realizar un pedido de huaraches especiales –quizá para los integrantes de sus alumnos–.
- Pepe Moreno toma nota de las medidas, el tipo de suela y la piel que requiere el calzado. En su mesa de trabajo se observan botellas con pegamento, distintos moldes que usa para dar forma a los zapatos o sandalias, plantillas de diferentes medidas, un trozo de piel sobre la que dibuja la forma de los pies de una mujer.
CALIDAD Y CALIDEZ
Don Juan José compra la piel a un amigo suyo, viejo conocido, don Concepción, originario de Iquinuapa, Jalpa de Méndez. También hay otros curtidores a los que apodan La Pantera, quienes según Pepe Moreno venden la mejor piel curtida de aquellos rumbos.
- Entre otras personas el heredero de este oficio tuvo conocidos como Jesús Flores Herrera, quien tuvo su talabartería en San Pedro Balancán; este Chucho Flores –como le decía la gente– era hijo de Nato Flores Narváez, también talabartero avecindado en El Triunfo, Balancán, adonde se había establecido después de haber tenido su primera familia en Calicanto 3ra. Jalapa. De allá mismo era otro talabartero, Licho Flores, del que aún conservan sus hijos el local que tuvo en el mercado 20 de noviembre de la cabecera municipal serrana.
–Sí –dice Pepe, también conozco al maestro Jorge Luis Jiménez Pérez, el encuadernador de la UJAT. Y saca varias cajas de plástico donde conserva las letras de molde metálico que él también utiliza para personalizar a solicitud de los clientes sus productos elaborados con buena calidad y manufacturados en piel.
Pepe Moreno hace un recuento de los lugares en donde se encuentra el mejor producto, ya sea confeccionado o los materiales necesarios, entre ellos León, Guanajuato, Morelia, Guadalajara, Puebla, Guerrero y Mérida. También se siente orgullosos de que también ha vendido calzado hecho con sus propias manos en varias ciudades de Europa y Estados Unidos.
- –Al principio confeccioné sandalias tecas, pero me salieron todas cachurecas –dice–, pero ahí fue cuando perdí el miedo. Cuenta que aprendió a fabricar sandalias con un tipo de paliacate muy resistente que se vendía antiguamente, costaba tres pesos la pieza. De ahí le surgió la idea de elaborar cinturones empalmados para niños, lo cual resultó un buen negocio. De ahí comenzó a despegar como pequeño empresario y a comprar sus herramientas poco a poco. Tiene el apoyo de Andrea Vázquez López, su esposa; y Erika Moreno Vázquez, su hija, quienes también conocen el trabajo, aunque a decir de esta última ella conoce mejor la tecnología y hace las cosas con más rapidez y le dedica más tiempo al diseño artístico de los productos.
- Pepe atiende a un nuevo cliente, un nicaragüense que se ha enamorado de sus sandalias y huaraches: –Son muy cómodas –dice el extranjero mientras se mide una sandalia de piel–, y bonitas. Pepe Moreno sonríe satisfecho y remata: –Aquí se venden productos de calidad y se les atiende con calidez –afirma José de Jesús Moreno Cortés, quien tiene más de treinta años ejerciendo este noble y maravilloso oficio.
MINUTO A MINUTO
- 10:00 p.m. Tradición a los pies
- 09:00 p.m. Olmecas de Tabasco
- 08:00 p.m. Colgaba en su habitación
- 07:00 p.m. Futbolista tabasqueño
- 06:00 p.m. ¡Beneficiarios, presente!
- 07/07/2025
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