AMLO y el norte: vientos pre electorales anuncian tormenta; una vecindad incómoda

AMLO y el norte: vientos pre electorales anuncian tormenta; una vecindad incómoda

* T-MEC en Palacio Nacional: acuerdos, dichos y símbolos                

* García Luna: causas y penas de inseguridad, 2006-2012

* Estrategia presidencial a mediano plazo: resistir desde el sur

DURANTE la reciente visita a México del ex presidente uruguayo y símbolo de la izquierda latinoamericana José Mujica, ante la insistencia de los periodistas y académicos para que se pronunciara en relación al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, expresó con cautela: “Lo que tengo que desearle es buena suerte y aventura, porque tengo que agradecerle al pueblo mexicano en gran medida”. Esto en referencia a la solidaridad mexicana con los exiliados por las dictaduras de los años 70 y 80.

Recordó aquella frase atribuida a Porfirio Díaz: “Yo sé que hay un precio en aquella vieja afirmación: ‘tan lejos de Dios y tan cerca ...de (Estados Unidos)'. Eso le ha traído posibilidades y desgracias y a veces pienso que le ha traído más desgracias que posibilidades”.

Mujica observa el norte; AMLO, actual presidente mexicano conoce los riesgos del norte pero mira también hacia el sur. No sólo de la República, sino del continente. Como decíamos ayer, desde el otro lado del Río Bravo soplan vientos sobre nuestra nación.

TRUMP: BRISAS O TORMENTAS

ESTÁ por verse si la brisa norteña es saludable o dañina. Se mueve el tablero de política exterior y se sacude el tablero de política interior. Tal sincronía no es recomendable, pero tampoco sorprende. El gobierno federal debe cuidar que no se encimen los tableros. Hay señalamientos periodísticos -sin indicios-, que relacionan los dos sucesos para enderezar críticas al quehacer del gobierno federal. Más veremos.

El T-MEC tendrá impacto político de corto plazo en Estados Unidos, por   elecciones presidenciales (noviembre 2020). Será tema candente –como lo es el de los migrantes- por la agenda del rijoso Donald Trump, que busca continuar en el poder lanzando golpes al sur, costumbre que curiosamente no acompaña con descalificaciones a AMLO. Y es que Trump ofendió a mandatarios de China, Francia, Canadá y Corea del Norte, mientras que hasta el momento respeta en su twitter al presidente mexicano. La política de AMLO (prudencia ante el caos trumpista), llama la atención a nivel mundial. Algunos analistas opinan que “ambos se han tomado la medida”. Otros hablan de “astucia del pequeño frente al grandulón peleonero”.  

La implementación del T-MEC pasará por la ratificación del Congreso estadounidense. Ahí debatirán demócratas y republicanos. El gobierno de López Obrador observa los toros desde la barrera en abono a su lema: “cooperación sí, intervencionismo no”.    

El T-MEC estuvo detenido por negociaciones bilaterales un año y diez días, hasta que se retomaron conversaciones trilaterales por iniciativa mexicana, con el canciller Marcelo Ebrard bajo los reflectores. “Siempre he pensado que la política es básicamente diálogo”, expresó Ebrard en el acto protocolario realizado en Palacio Nacional. Clave de la modificación: destrabar asuntos de política laboral para instalaciones, equipo técnico y funcionamiento en fábricas. Hay supervisión externa que aceptó México (inspectores) y que preocupa a la clase empresarial. Desde la óptica obrera, es evaluación que llega para nivelar las condiciones laborales.    

En Palacio Nacional, el senador Ricardo Monreal –segundo orador- no quiso quedarse atrás de Ebrard y llevó agua a su molino: lo acompañaban sus pares que tienen que ratificar el T-MEC: Josefina Vázquez Mota, Gustavo A. Madero (PAN), Miguel Ángel Osorio Chong (PRI), Miguel Ángel Mancera (PRD), además de Manuel Velasco (exgobernador de Chiapas y senador de segundo aire en vías de limpiar su imagen) y otros legisladores que completaron la baraja del senado. Ahí lanzó Monreal su colmillo largo y retorcido. Símbolos prematuros de la sucesión morenista. Por lo pronto, victoria diplomática de México y la 4T (¿MEC?).

  

POLICÍAS EN FUGA

LA CAPTURA de Genaro García Luna –ex poderoso jefe policiaco-, el mismo día que la firma de avances del T-MEC, desató suspicacias periodísticas. Se relacionaron los dos sucesos por una supuesta venganza de AMLO “vía sumisión a Trump y Estados Unidos”. Los daños políticos van, en esta hipótesis sin pruebas, contra el expresidente Felipe Calderón, autor con García Luna de la declaración de guerra al crimen organizado en 2007, que resultó fatal para México.

Calderón se declaró sorprendido por las imputaciones a García Luna: tres cargos por tráfico de cocaína, un cargo por declaraciones falsas y un cargo por  aceptar sobornos de 3 y 5 millones de pesos del cártel de Sinaloa, según declaración de Jesús Zambada en el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán celebrado en Nueva York (febrero/junio 2019). De ese juicio surgió la orden de aprehensión contra García Luna, que también fue director de la Agencia Federal de Investigaciones en el sexenio de Vicente Fox (2001-2006). Tuvo en sus manos varios casos polémicos.     

Por lo pronto, a García Luna lo juzga el gobierno estadounidense. Así cierra 2019: con polvos de otro sexenio. Una constatación: nadie es tan poderoso que pueda tener garantizada la impunidad.

AL MARGEN

COMO le decía, mientras bulle la grilla en el norte, el Presidente mira hacia el sur-sureste. Estará AMLO hoy y mañana en Tabasco y Chiapas; el tema ya no es el petróleo sino la diversificación productiva. Resultó sintomático que ayer se reuniera en Villahermosa el titular de Segalmex, Ignacio Ovalle, con el gobernador Adán Augusto López. La carrera política de AMLO está vinculada al ex director del Instituto Nacional Indigenista (INI) (vmsamano@hotmail.com)