Ante la tempestad…

Ante la tempestad…

El Gobierno de Tabasco ha sido entre los más agraviados por la crisis económica en el actual sexenio, aún más por el desplome de la rentabilidad en la cotización internacional petrolera del cual es un importante aportador, extraído de su subsuelo y aguas someras; sin embargo, no ha sido pretexto alguno para maniobrar una aplicación presupuestal responsable por cumplir con los compromisos elementales de bienestar en un comprometido desarrollo social.

El gobernador Arturo Núñez Jiménez habrá de hablarle con una verdad categórica a la ciudadanía tabasqueña este 11 de noviembre; un esperado mensaje sobre la condición socioeconómica y financiera patrimonial que guarda la entidad a 50 días de que concluya su mandato.

La sociedad espera de su gobernador en funciones la honestidad explicar las razones sobre el convulso estado en el que cohabitan, en ocasión de la entrega del sexto informe de gestión a la Cámara de Diputados del Congreso del Estado, en quienes reside la representación popular que igual con absoluta responsabilidad está obligada a analizar el documento.

Necesariamente tendrá que ser el condensado de una autocrítica administración pública que inició con muchas expectativas el uno de enero de 2013 hasta concluir el 31 de diciembre próximo, con sus claroscuros; aquello en lo que hubo avances significativos, pero también lo adverso respecto del Plan Estatal de Desarrollo que plasmó como eje rector para el ejercicio de lo público en pro del bien común de las colectividades.

Para Núñez Jiménez, luego de protestar al cargo, en sus palabras: “Gobernar Tabasco nunca fue para mí simple ambición personal, accidente en mi trayectoria, tropiezo ocasional o una ocurrencia frívola; tampoco empecinamiento y mucho menos obsesión enfermiza.

“Ha sido, sí, proyecto de vida, desde que en mis años como estudiante de secundaria descubrí mi vocación por la política, entendida como vocación de servicio a la gente, y con los años, como pedagogía social e instrumento para procesar la pluralidad propia de la naturaleza y la sociedad humanas, a fin de darle sentido y dirección a la convivencia colectiva”.

Asemejada a una metáfora, así como en el fenómeno natural del eclipse la luna opaca al sol, para el caso específico de Tabasco todas aquellas acciones de políticas públicas, trascendentales que los hubo para el bien colectivo social en la administración gubernamental vigente, se ensombrecieron por el dual reclamo de crisis económica e inseguridad pública no exclusiva, sino de carácter nacional.

Considerado el epicentro de la industria energética mexicana, desde luego que la entidad tabasqueña fue avasalladoramente impactada en negativo por el crack del hidrocarburo que perdió rentabilidad en el mercado internacional hasta cotizarse el 15 de enero de 2016 en los 20.70 dólares el barril, luego de que a la asunción presidencial de Enrique Peña Nieto ese uno de diciembre el importe se fijó en los 97 dólares, información estadística de coyuntura del Banco de México.

Indudable que el efecto de la degradación en la pérdida de rentabilidad se tradujo en menos ingresos y parálisis de la actividad en la empresa pública Petróleos Mexicanos, en el masivo despido de miles de obreros, administrativos y profesionales, seguido por el repliegue de empresas contratistas que hicieron lo propio para subsistir; situación que entrampó adeudados con proveedores de bienes y servicios, arrastrando a toda la cadena de valor en el sector económico empresarial coadyuvante de una aspiración de progreso colectivo social.

Luego entonces, las frágiles finanzas heredadas que en el primer tercio del sexenio se sanearon y estabilizaron obligó al replanteamiento en una administración todavía más restrictiva, con el objetivo de mantenerse solventes en distribuir el propio erario, entre el gobierno centralizado y sus organismos descentralizados que operaron con lo racional en los programas públicos e infraestructura.

Una decisión de política pública compleja ante una sensible disminución de las participaciones, emanadas de la perjudicial Ley de Coordinación Fiscal aún más agresiva desde 2008 a la actualidad, contraria a un exigente crecimiento en la demanda del desarrollo social en lo que corresponde a Tabasco, en la que no se podía ser irresponsable en la gobernanza.

Un disciplinado manejo y flujo de recursos públicos que desfasó incluso la asignación y pago de salarios, afectando incluso a sectores estratégicos, incluidos educativo y salud; situación de apremio para las clases trabajadoras que le motivó a las comprensibles movilizaciones de quienes no se les negó sus lícitas demandas

Los hechos…

El Gobernador Arturo Núñez Jiménez destaca con toda legitimidad en spots mediáticos su legado incuestionable en el acondicionamiento de infraestructura física educativa estatal en el nivel básico, medio y superior; en salud el incrementó la red hospitalaria, además de equipamiento, reconociendo una cobertura insuficiente para la creciente demanda local y regional en atención médica como en el abasto de los medicamentos.

El ámbito cultural y deportivo también destaca el proceso de remozamiento de espacios como el Parque Museo La Venta, el Museo de Historia Natural, el CICOM, incluido el Museo de Antropología “Carlos Pellicer”; sitios de esparcimiento de la mano con el imán del atractivo turístico como detonante de una dinámica economía que urge reactivar.

Con puntualidad destaca las políticas públicas para reencausar el sector económico generador de riqueza, implicado las fuentes de trabajo en las actividades agrícolas e industria para el valor agregado de la producción como el cacao transformado en chocolate, del cual se tiene denominación de origen; ganadería, acuacultura, además de la proveeduría de los de bienes y servicios.

Bitácora

Lo adverso no tiene paternidad, nadie por lo general quiere adjudicarse una responsabilidad tan hostil, y menos cuando de la gobernanza se trata que incluye a la oposición, aunque ésta lo niegue.

eduhdez@yahoo.com