¿Específicamente al referirnos a nuestro país, se podrá disminuir la brecha de la desigualdad apoyados por la inteligencia artificial? En primer lugar, debemos tomar en cuenta que México es un país en vía de desarrollo. Lo hemos comentado: su administración pública carece de un alcance mayor en comparación con países como Noruega, Suiza, Alemania, China, Estados Unidos y Japón, donde el impacto es como un tsunami que nos arrastra, nos lleva y hace añicos.

México elaboró el Reporte de Evaluación del Estadio de Preparación de IA junto con la UNESCO y la Alianza Nacional para la Inteligencia Artificial (ANIA), para entender dónde estamos en materia de gobernanza, ética, políticas públicas, capacidades técnicas, etc.

Y en cierta medida se tienen las bases para que la IA se integre en la administración pública, pero aún no está del todo listo. Hay avances importantes, pero también retos significativos.

Existen iniciativas locales como en la Ciudad de México donde se han presentado propuestas de ley para regular el uso de IA en la administración pública con principios como transparencia, protección de datos, no discriminación y rendición de cuentas.

En un boletín emitido por el gobierno federal con fecha 24 de enero de 2025, Mario Delgado, titular de la SEP, remarcó que en el sector educativo también hay movimiento: en este rubro se ha manifestado que se apoyará el uso de IA para fortalecer el sistema educativo, capacitación docente y mejora de la conectividad.

Sin embargo, aquí, en esta parte se difiere, porque son tantas las comunidades que carecen de conectividad a internet, hablamos de escuelas y bibliotecas, por lo tanto, el enfoque es un proyecto poco ambicioso.

Sin duda, en ciertas regiones existe el uso de la Inteligencia Artificial, pero los avances son limitados. Aunque hay propuestas y borradores, el marco legal para regular de forma clara y específica el uso de la IA (en gobierno público) todavía no está plenamente implementado.

En contraste, la Unión Europea ya va de la mano con un marco robusto, y Estados Unidos ha optado por estrategias diferenciadas, como la reciente moratoria de leyes estatales. México, por su parte, debate entre la urgencia de actuar y la cautela institucional.

Ahora, analicemos cómo apoyar el bienestar social (a través de la IA). El reto es mayúsculo, porque deben tomarse en cuenta aspectos demográficos, geográficos, sociológicos, étnicos y sustentables. Y regresamos al punto clave: la falta de tecnología nos limita.

Según estudios hay múltiples aplicaciones basadas en IA en dependencias públicas, pero "no hay claridad sobre cómo operan los algoritmos, qué criterios emplean, si han sido auditados, ni si cumplen con estándares de equidad y no discriminación".

La administración pública no puede quedarse ajena ni limitada, en sus manos está el innovar con dinamismo para alcanzar las metas deseadas e impactar en la   sociedad, rumbo a un desarrollo más fortalecido, y con mejores oportunidades, sobre todo, en esas zonas donde todo lo padecen.