Cartas del Trópico

Vivir con dignidad, rescatar nuestras ciudades

Vivir la ciudad implica una renovación constante. Esa renovación debe respetarse con el ritmo de los cambios que se presentan en todos los sentidos. La ciudad es una casa grande, donde quienes la habitamos debemos estar al pendiente de lo que sucede en ella.

En la ciudad se viven dos escenarios que se establecieron desde el origen mismo de las urbes. Ya el mismo Federico Engels se refería a ese nutrido nudo de desigualdades en el que se fundaron las ciudades industrializadas. De quienes tienen acceso a los medios para producir, y de quienes trabajan para vivir en la ciudad, en su mayoría población rural.  

El espacio social implica el desarrollo y la distribución de lo que le habita. Y  se ha visto interrumpido con las últimas políticas que se establecieron en la ciudad capital. Apenas estábamos asumiendo la construcción de un Tabasco imbuido en el contexto petrolero, y sus posibles beneficios, cuando el progreso se  interrumpió, o se desvirtuó. Dos sesgos trajeron abajo el impulso a crecer como una ciudad pujante: el arribo de una clase política con vicios de la tradición en el arrebato del poder y la corrupción que llegó con ella.

POPULISTAS Y POPULARES

Se han criticado mucho las llamadas iniciativas populistas, pero en realidad todo queda en el discurso distorsionado. El llamado populismo dio origen a muchas de las instituciones que conforman el Estado mexicano, distorsionar el sentido que tuvo para  fundamentar el bien social, es ir en contra de lo que fundó el México contemporáneo.

En recientes reuniones con pueblos de América Latina, el líder católico, el Papa Francisco se refiero al populismo de la siguiente manera:  “En nuestro último encuentro, en Bolivia, con mayoría de Latinoamericanos, hablamos de la necesidad de un cambio para que la vida sea digna, un cambio de estructuras; también de cómo ustedes, los movimientos populares, son sembradores de ese cambio, promotores de un proceso en el que confluyen millones de acciones grandes y pequeñas encadenadas creativamente, como en una poesía; por eso quise llamarlos “poetas sociales”; y también enumeramos algunas tareas imprescindibles para marchar hacia una alternativa humana frente a la globalización de la indiferencia: 1. poner la economía al servicio de los pueblos; 2. construir la paz y la justicia; 3. defender la Madre Tierra”

Más que religioso es un discurso social, una reflexión humana. En este proceso en el que nos encontramos inmersos, los ciudadanos buscamos la coherencia de vivir en una ciudad que ofrezca la posibilidad de crecer, y de vivir con cierta dignidad, con seguridad y sobre todo, trabajando por un bien colectivo que pueda entenderse, es para beneficio de todos.

Entender que la economía debe tener como fondo el beneficio social, es comprender cuando la balanza siempre se inclinó hacia los mismos privilegiados. Por eso el avance de la paz y la justicia no es posible, porque en la ciudad prevalece la desigualdad y la injusticia. No existe el compromiso hacia el medio ambiente, es decir, existe un desequilibrio que se manifiesta en la vida cotidiana plagada de violencia, y de autoridades que rompen ese equilibrio. Que no han entendido la dinámica de las grandes urbes y las poblaciones que las rodean.

LA CLAVE: EL EQUILIBRIO

En términos más vegetales, apegados a lo que el medio ambiente diría si pudiera hablar: “Cuando un bosque es quemado, y ese crimen no se castiga, el mundo pierde equilibrio”. El equilibrio en la ciudad es trabajar por los rubros que están pendientes y que nos afectan a todos. Ya sabemos cuáles son. Los foros para el crecimiento de las ciudades siempre concluyen en lo de siempre: igualdad, desarrollo, y crecimiento con alto sentido humano.

Hacer una ciudad para vivir con dignidad, no implica tener un municipio insostenible, implica que pueda ser  saneado a fondo, para realmente crecer y educar en ciudadanía. Y en Villahermosa mucho hay qué hacer no sólo por la ciudad, sino por todo lo que se denomina zona conurbada. La capital es el centro que irradia a los municipios.