Caso Lozoya: sigue la mata dando

Se destapó la caja de Pandora de la corrupción al más alto nivel de la tecnocracia neoliberal

Se destapó la caja de Pandora de la corrupción al más alto nivel de la tecnocracia neoliberal que, junto con un grupo selecto de empresarios, se sentía dueña del país. Toda la podredumbre de un régimen político y un modelo económico salió, por fin, a la luz pública como resultado del compromiso de campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La denuncia de hechos del exdirector general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, ante la Fiscalía General de la República (FGR) no tiene desperdicio alguno, aunque su filtración debe de alertarnos sobre la debilidad de un verdadero Estado de derecho y la importancia histórica del combate a la corrupción.

Los tres partidos que pretenden formar un bloque opositor para desplazar a Morena en las elecciones de 2021 quedaron implicados. Políticos del PRI, del PAN y hasta del PRD son señalados en supuestos actos de corrupción.

En un documento de 63 páginas se describe a detalle la organización y los métodos utilizados para saquear el dinero de los mexicanos y convertirlo en millonarias fortunas de particulares, creando así una poderosa oligarquía con enorme influencia política y económica.

Al parecer todo se empieza con la conocida e ilegal aportación económica de empresarios a las campañas electorales o el de los líderes sindicales como el Pemexgate (más de mil 500 millones de pesos aportó el líder sindical Carlos Romero Deschamps a la campaña presidencial del priista Francisco Labastida en 2000) para obtener jugosos contratos públicos o favores políticos. Y no pasó nada. Es curioso que a Romero Deschamps ni siquiera se le menciona en este asunto que se origina en Pemex, la empresa estatal más saqueada por los tecnócratas neoliberales para, una vez desagrada totalmente, justificar su privatización.

Pero volvamos al asunto de la red de corrupción que se destapó para beneplácito de los mexicanos hartos de tanta pinche transa. En la denuncia de Lozoya se habla del caso Odebrecht y su financiamiento a la campaña presidencial del PRI de Peña Nieto y a los sobornos de legisladores para aprobar la reforma (influenciada por Odebrecht y otras empresas extranjeras, según Lozoya) que abriría la puerta al capital privado en materia de hidrocarburos y energía eléctrica, rubros estratégicos para el desarrollo del país.

Odebrecht es una constructora brasileña, la más grande de Latinoamérica, especializada en sobornar a través de las campañas electorales a la clase política y a altos funcionarios del gobierno de países como Estados Unidos, Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y, por supuesto, Brasil, desde 1987. Una vez que el Departamento de Justicia de los EUA destapó la cloaca de la corrupción en la mayoría de estos países ha tenido consecuencias judiciales alcanzando incluso a presidentes. Pero en México no pasó nada a pesar de que, en 2017, Carlos Fadigas, alto directivo de esta empresa confesó sobre los sobornos.     

También menciona el asunto de la empresa Etileno XXI durante el gobierno de Calderón, en donde Odebrecht se beneficiaba del etileno de Pemex con 25% abajo del precio de mercado, lo cual implicó un quebranto al país de alrededor de 15 mil millones de pesos, según AMLO. De igual forma, refiere al grupo HIGA y el escándalo de la “Casa Blanca”, así como planta de fertilizantes Agronitrogenados que se compró con sobreprecio a Altos Hornos de México, de Alonso Ancira. Una corrupción delirante ver a neoliberales estatizando una empresa privada.

En fin, Lozoya ofrece pormenores de la inaudita y desbordada corrupción que alcanza a tres expresidentes Peña Nieto, Felipe Calderón y el innombrable Salinas de Gortari, además de dos excandidatos presidenciales: Ricardo Anaya del PAN y José Antonio Meade del PRI. Asimismo, entre los exlegisladores se repartieron 80 millones de pesos de Odebrecht para aprobar la reforma energética, en donde destacan: Ernesto Cordero, Jorge Luis Lavalle, Salvador Vega, David Pechina, Ricardo Anaya, Francisco Domínguez Servién y Francisco García Cabeza de Vaca, estos dos últimos son gobernadores de Querétaro y Tamaulipas, respectivamente.

Como era de esperarse, los deslindes han estado a la orden del día. Ahora todos son unas blancas palomas víctimas de la “persecución política” y de la “venganza personal”.

El contrataque de la derecha se ejecutó de bote pronto a través del adalid de los montajes televisivos, Carlos Loret, quien se pulió con la presentación del video del hermano menor de AMLO, Pío López Obrador, recibiendo dinero de David León Romero, excoordinador Nacional de Protección Civil.

Para que este sea un “momento definitorio en la historia de México”, como la asevera el propio presidente López Obrador, no solo es indispensable que se mida con la misma vara a todo el que se vea involucrado en actos de corrupción, en especial a los integrantes de la 4T, sino que la FGR logré dar el gran paso de acabar con la impunidad. Es así como un político se convierte en estadista.