DÍA CON DÍA

Fiscales del caso Colosio: Chapa y González Pérez

Pablo Chapa Bezanilla fue nombrado fiscal del caso Colosio el 16 de diciembre de 1994.

Chapa recibió un expediente ordenado con 14 líneas de investigación abiertas, pero dio la vuelta y tomó otro camino, el camino que esperaba la opinión pública.

En enero de 1995 reabrió la versión de que el asesinato de Luis Donaldo Colosio no era obra de un asesino solitario, sino de un complot. Mario Aburto, sostuvo Chapa, había hecho solo uno de los dos disparos que recibió Colosio.

No solo podía probarse la existencia de un segundo tirador, sino que dijo quién era: un chofer de la ayudantía de la campaña llamado Othón Cortés, a quien Chapa detuvo y encarceló.

Las pruebas de Chapa se cayeron a pedazos al contacto con los tribunales. El 7 de agosto de 1996 un juez absolvió a Othón Cortés, declarando todo su proceso un castillo de naipes de pruebas fabricadas.

Chapa fue despedido del caso el 30 de agosto de 1996. Dos días después,

1 de septiembre de 1996, fue nombrado Luis Raúl González Pérez, quien retomó el camino de Olga Islas. Volvió a ordenar y a limpiar el expediente, mucho más desordenado ahora por la mediación fabulatoria de Chapa.

Y se propuso lo insólito: despejar no solo todas las líneas de investigación pendientes, sino también todas las sospechas que se hubieran sembrado en el camino.

Hizo más: ya que flotaba en el ambiente la certidumbre de que el de Colosio era un asesinato político, es decir, fruto de un complot político, González Pérez trajo a declarar a todos y cada uno de los políticos que habían tenido alguna relación significativa con el caso.

Todos, del presidente de la República para abajo, e incorporó al expediente las notas y comentarios de prensa que habían acompañado y alimentado la confusión característica de aquel momento. El resultado fue un extraordinario fresco de las costumbres y de los personajes políticos de la época.

Hizo, finalmente, la investigación judicial más exhaustiva que se haya hecho nunca en México sobre alguien: la indagación de la vida del asesino mismo, Mario Aburto, el gran desconocido en aquella historia de discordia entre conocidos.