Don Hernán lo perdió todo en Gaviotas Sur, y ahora sobrevive de cayuquero

Gaviotas Sur de nuevo se llenó de agua. En sus calles la navegación se hace con cayucos

Gaviotas Sur de nuevo se llenó de agua. En sus calles la navegación se hace con cayucos. Ahí prestan servicio Don Carlos, Ernesto, Agustín, Manuel, Anselmo, además del señor Hernán, quienes se mueven de un lugar a otro para llevar a la gente con el fin de tratar de sacar algunas pertenencias pequeñas como ropa y trastes.

La corriente sigue, aunque en ciertos caminos se aprecia un silencio, y a veces el ladrido de un perro que desea ser rescatado.

Algunas personas miran desde las azoteas (son pocas). No quieren salir por miedo a la rapiña, y siguen como centinelas, resguardando lo que pudieron salvar.

Algunos de ellos comentan que continuarán hasta que el agua baje, lo que se prevé por parte de las autoridades es que tardará varios días.

El agua es sucia. Sobre ella viajan bolsas, trapos, plásticos, hojas, y el mal olor empieza a sentirse.

Entra la Marina y el Ejército. Entran lanchas. Y nos subimos a uno de los cayucos bajo un módico precio. Es Don Hernán quien conduce, quien dice haberlo perdido todo, y que a su familia la tiene en uno de los albergues, al no tener empleo le vino bien (para él) darle uso a su cayuco.

Del 2007 igual tiene memoria, e hizo lo mismo, dio servicio a mucha gente que buscaba a sus familiares, porque asegura, sí hubo muertos.

Don Hernán comenta que en estos días ha visto muchas historias: Personas que sólo pudieron sacar una muda de ropa. Otros, con sus enfermos a cuesta. Niños sólo con sus mamás. Personas ancianas… algunas en sillas de ruedas.  

“Es una tristeza vivir esta situación, imagínese, a quién le gusta estar así, mojado, sin nada, perderlo todo, a la espera de una ayuda, y ¿luego?, ¿qué viene?”.

El cayuquero avanza, y muestra el lugar donde está un parque, cuyos juegos casi no se ven.

Igual señala iglesias, templos, tortillerías, tiendas de abarrotes, casas con el agua casi al techo.

Más adelante un pequeño grupo de personas viene en fila, agarrados unos a otros del hombro, van de salida, buscando llegar a Gaviotas Norte, zona que igual se encuentra en riesgo, porque la corriente ya cubrió algunas banquetas e invade el deportivo “Chamaco Leyva”.

A lado de este cayuco pasan otros, pero llama la atención cómo un niño viene caminando con el agua hasta la cintura, y a su lado trae un perro.

En este momento no hay servicio eléctrico. Nos cuenta Don Hernán que ya como a las seis de la tarde no entra, “todo se convierte en una boca de lobo, y es cuando salen los animales como culebras y lagartos, además de las “ratas”, de las que se llevan las cosas, y es muy peligroso”, indica.

Este hombre de 40 años se dice golpeado por la vida. Su trabajo de peón de albañil apenas le alcanza para medio vivir con sus tres hijos y esposa.

Oriundo de ese lugar (Gaviotas Sur), comenta que ni modo, volverá a empezar, a como se debe, porque rendirse, jamás. Por mientras, sigue remando con un sol a plomo, pero de manera paradójica, la gente con el agua a la cintura.

PARÉNTESIS

Tedros Adhanom Ghebreyesus, jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo este martes que esperan tener una vacuna contra el Covid-19 para fines de año, y que el remedio experimental Pfizer es ‘muy prometedor’, aunque sostuvo que se esperan más.  Además existen otras marcas que ya están en proceso de experimentación. (kundera_w@hotmail.com)