Dos países

Increíble la diferencia de registros de realidad que hay entre la visión gubernamental y la de medios y observadores

Increíble la diferencia de registros de realidad que hay entre la visión gubernamental y la de medios y observadores.
En el país del gobierno la pandemia está empezando a bajar y la crisis económica tendrá un repunte rápido en agosto. En el país de quienes miden la enfermedad y la economía, la pandemia está en su pico y la caída económica podría comprometer los resultados de todo el sexenio.

En el país del gobierno, los programas sociales están llegando como nunca a la base de los pobres y los necesitados del país, y su distribución es el momento más alto del cambio en materia de combate a la pobreza y justicia social.

En el país de los economistas del Programa de Estudios del Desarrollo de la UNAM, los programas sociales no están alcanzando: no han impedido que caigan en la pobreza alimentaria 16 millones más de mexicanos, y no han hecho salir de ella a los 22 millones que ya estaban ahí.

Según el Coneval, que acaba de hacer una evaluación de los 16 programas sociales del gobierno, no hay cómo saber lo que está pasando realmente con ellos, no están claros sus objetivos ni sus resultados. En el país del gobierno, el T-MEC garantizará la recuperación económica de México. En el país de los inversionistas, esto no sucederá si el gobierno no ofrece garantías y certidumbre a la inversión.

En el país del gobierno la violencia baja. En el otro, sube.

En el país del gobierno, todas las críticas que el gobierno recibe vienen de la prensa conservadora que está muy enojada por distintas razones, pero sobre todo porque las cosas ya no son como antes.

En el país de los medios, apenas hay un asunto donde hurguen los reporteros y los analistas en el que no aparezcan hechos que contradicen al gobierno y cosas que no han cambiado.

Entre los dos países de que hablo hay un diálogo de sordos que recuerda al de Lewis Carrol en Alicia en el país de las maravillas:

—La cuestión —insistió Alicia—es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

—La cuestión —zanjó Humpty Dumpty— es saber quién es el que manda, eso es todo.