La enorme descomposición social que, por diversas causas, priva en sectores de nuestra sociedad  pareciera estar provocando algunos efectos dañinos entre la juventud tabasqueña.

A tal extremo han llegado las cosas que hasta el propio rector de la UJAT, Guillermo Nárvaez Osorio acaba de reconocer públicamente el hecho de que en nuestra máxima casa de estudios sí circulan drogas y alcohol, confirmando la expulsión definitiva de dos jóvenes que fueron sorprendidos como narcomenudistas.

El problema no es nuevo, desde la UNAM como en muchas universidades, el consumo de drogas ha estado latente siempre como un fenómeno difícil de combatir.

Pero si eso ocurre en la principal casa de estudios superiores de nuestra entidad, los otros niveles educativos tampoco se ven exentos de estar padeciendo de ese terrible problema como es el acoso de las drogas entre la población juvenil.

Hace poco se dio a conocer un caso de venta y consumo de los llamados “brownies” con marihuana en un plantel del Colegio de Bachilleres de Tabasco y un hecho similar fue expuesto, apenas ayer (martes 14 de junio), por el director del Cecyte, Miguel Ángel Contreras Verdugo y que ocurrió en el plantel número 4 de ese Centro de Estudios. 

En esa tercia de casos, se ha actuado con correctivos: aplicación del reglamento respectivo y en el caso de la UJAT, según lo dicho por el rector, la suspensión del alumno por lo que resta del semestre como una medida ejemplar para inhibir que otros jóvenes incurran en hechos idénticos.

En el caso del Cecyte, aparte de darle de baja al joven que ingreso los “brownies” con droga, a la alumna que lo consumió se le está dando asesoría legal y se le aplicó el reglamento de la institución.

Más allá de lo que hagan o dejen de hacer los directivos de las instituciones educativas para evitar que esta situación siga presentándose entre los jóvenes ¿qué están haciendo las autoridades en torno a la vigilancia y/o regulación en la venta y consumo de enervantes en el Estado?

El gobernador Carlos Manuel Merino afirmó que el gobierno a su cargo tiene abiertas carpetas de investigación por tráfico de drogas al interior de algunos planteles de educación superior sobre todo en aquellos donde se han detectado este tipo de hechos. Sería interesante conocer hasta donde se llevan a efecto esas investigaciones y si se procede de manera legal en contra de aquellas personas que se dedican a esa ilícita actividad tan perjudicial para nuestra juventud.

Pero al margen de lo que por ahora se está haciendo para esclarecer esos casos que han sido detectados, hay quienes coinciden en señalar que es muy recomendable que las autoridades educativas sean más rigurosas para controlar esta situación que tiende a agravarse.

Hay quienes ante lo delicado del asunto proponen medidas más estrictas como por ejemplo, aplicar el antidoping tanto en el proceso de ingreso de cada alumno (a) como también en el trámite de reinscripción y el que dé positivo pues que quede fuera en automático.

Sin duda eso sería como un filtro ideal para ir corrigiendo enérgicamente de origen el problema.

Empero, también como bien dice el rector de la UJAT, Guillermo Nárvaez los padres tienen que asumir la responsabilidad en la formación y educación de sus hijos.

Y es que en ese sentido tiene mucha razón el rector: es en casa donde se debe procurar fomentar y estimular la formación cívica y los valores de las personas. No todo hay que dejárselo ni a las autoridades educativas ni policiacas.

Entrelíneas….

Por cierto, las autoridades universitarias han hecho –y seguirán haciéndolo-- su aportación para mejorar y fortalecer la prevención de delitos al interior de nuestra Alma Mater, ejemplo de ello fue la activación reciente de la aplicación “Alerta Móvil UJAT” que funciona como botón de pánico para la universidad en sintonía con el C-4 del Gobierno de Estado, para una pronta respuesta en casos de emergencia tanto con la Secretaría de Seguridad como con Protección Civil, Secretaría de Salud y otras dependencias. (altar_mayor@yahoo.com.mx)