Fiesta del libro, inteligencia vs inquisición
Mis reflexiones hoy y con motivo también del Día Internacional del libro
Mis reflexiones hoy y con motivo también del Día Internacional del libro, me llevan a recordar el natalicio de don Enrique González Pedrero (7 de abril); el deceso de Gabriel García Márquez (17 de abril), y el reciente deceso, también en el mes de abril, de don Pablo González Casanova, gran rector e ilustre maestro de la UNAM, politólogo y sociólogo. Todos ellos dedicaron sus vidas a los libros: a promover y cultivar el pensamiento, a crear ideas; se dedicaron al arte literario, a las ciencias sociales y a promover la cultura.
Leo además notas alentadoras como esta que nos dice que en España se está fomentando el gusto por la lectura.
La nota, escrita por Irene Vallejo, nos dice que: “Algunas sorpresas aguardan a quien bucea en los resultados del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España. Ciertos lugares comunes se revelan falsos. La decadencia y el apocalipsis cultural tendrán que esperar”.
Y nos sigue diciendo Irene Vallejo: “Más allá de los discursos catastrofistas, los datos de lectura no han dejado de mejorar durante la última década. La idea de las pantallas victoriosas en un supuesto duelo contra los libros no está avalada por las evidencias”. “El 65% de la población lee libros en España por placer… En la última década se ha registrado un aumento constante, año tras año”. Y la cifra ha ido creciendo desde el 2012, nos dice la nota.
Aquí en México y apoyados en un amplio reportaje realizado por Laura Poy y Arturo Sánchez, publicado por La Jornada del pasado 10 de abril, nos enteramos que sólo el 43 por ciento de las escuelas primarias públicas cuentan con una biblioteca escolar, porcentaje que desciende a 17 por ciento en las primarias indígenas, según datos de la Secretaría de Educación Pública. Y la misma Secretaría nos informa que el 70 por ciento de las escuelas privadas sí cuentan con esos espacios y que en la mayoría de los hogares mexicanos los únicos libros que existen son los de Texto Gratuito.
Ese reportaje nos informa, además, que desde el año 2019 se viene realizando un ambicioso programa para fomentar la lectura que se llama “El LibroBús en tu Escuela”. El maestro Pedro Hernández Morales, uno de los principales impulsores de la lectura en escuelas públicas de la ciudad de México y otros maestros, le sugirieron a Paco Ignacio Taibo II el programa de hacer llegar los libros a las escuelas a precios económicos.
Dentro de ese programa funcionan hoy tres librerías ambulantes con capacidad de 4 mil volúmenes cada una. Y hasta el día de hoy se han recorrido con ellas cientos de planteles en la Ciudad de México, Veracruz, Hidalgo, estado de México, Puebla, Zacatecas, Michoacán, Nayarit y Yucatán. Se estima que con el programa LibroBús desde el 2019 hasta hoy se han visitado 1,800 escuelas.
El programa LibroBús nos recuerda que aquí en Tabasco, hace 38 años, con el gobierno de don Enrique González Pedrero se llevó a cabo un ambicioso programa con el que, de igual forma, se crearon numerosas librerías ambulantes que recorrían, a lo largo y ancho, cada uno de los 17 municipios: visitaban cabeceras municipales, villas, poblados y rancherías. Todo eso se dejó perder y quedó en el olvido.
Recuerdo también que durante el gobierno de don Enrique se crearon nuevas bibliotecas, se abastecieron con más libros y también se modernizaron en las distintas cabeceras municipales. En los años del gobierno de don Enrique González Pedrero, Tabasco era un oasis con gran efervescencia cultural y la biblioteca José María Pino Suárez destacaba por su gran acervo y sus fondos especiales.
Contrario a esas notas optimistas, en La Jornada del pasado 14 de abril, leemos con preocupación una amplia información tomada del diario británico The Independent. Nos dice la nota que las autoridades y legisladores de Misuri, han tomado medidas que amenazan con desaparecer las bibliotecas públicas en Estados Unidos. Los legisladores de Misuri aprobaron eliminar el presupuesto destinado a las bibliotecas públicas y las autoridades estatales prohibieron más de 300 títulos de libros en al menos once distritos. Y aquellos bibliotecarios y docentes que faciliten esos libros, serán castigados con un año de cárcel o una multa de dos mil dólares.
Nos dice la nota del periódico británico que en el periodo pasado se dieron 2, 532 casos de libros prohibidos y la guerra contra el libro se extendió a 32 entidades de los Estados Unidos, con Texas y Florida a la cabeza. Y esto sucede en el país de la libertad, la democracia y los derechos humanos. Y también del libre consumo de fentanilo y de las balaceras en los colegios y plazas públicas.
Toda esta guerra en los Estados Unidos contra el libro, país donde la compra-venta y uso de armas sí goza de plena libertad, nos recuerda la novela, Farenheit 451, de Ray Bradbury y la historia lamentable en una ciudad futurista de los Estados Unidos y del bombero Guy Montag, dedicado a quemar casas donde había libros prohibidos. Pues ese futuro ya le llegó a Ray Bradbury.
Toda esa guerra contra la inteligencia realizada por mentes llenas de estulticia nos recuerda también la historia que nos narra Alejo Carpentier en su novela “El recurso del método”. Nos dice el gran escritor cubano que uno de los tantos dictadores militares que han abundado en América Latina, les da órdenes a sus oficiales que quemaran toda la literatura roja de propaganda comunista. Y obedeciendo órdenes aquellas personas que sólo tienen la cabeza para portar el casco, como dijera Bertrand Russell, quemaron todos los libros que olieran a rojo. Y así quemaron “Rojo y negro” de Stendhal; “El caballero de la casa roja”, “El lirio rojo”, “La aurora roja” de Pío Baroja; “La virgen roja” de Louis Michel; “La letra roja” de Nathaniel Hawthorne y alguien sugirió que también quemaran el libro de La caperucita roja”. ¿Qué les parece?
Sugiero por último que la titular de Educación en Tabasco, lleve a cabo un amplio programa para dotar de bibliotecas a las escuelas primarias oficiales y que retomemos el programa de las librerías ambulantes como en los años de González Pedrero.

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