Gracias, de corazón, maestros y maestras (I)

A TI, MAESTRO, MAESTRA, gracias por tu buen corazón y sentimientos nobles. Los alumnos y alumnas de todos los niveles educativos te siguen necesitando.

A TI, MAESTRO, MAESTRA, gracias por tu buen corazón y sentimientos nobles. Los alumnos y alumnas de todos los niveles educativos te siguen necesitando. Siéntete orgulloso de tu profesión y de lo que has logrado en ti para darte a otros. No habrá -nunca de los nuncas- inteligencias artificiales que superen tu sonrisa, ni robots que logren lo que tú has logrado en el corazón y cerebro de cientos y miles de seres humanos. De nuevo gracias.

SIEMPRE LA PROFESIÓN DE MAESTRO ha sido difícil y no estoy seguro si ahora lo sea más. Puede ser, por supuesto. Imagina al cacique cuando se entera que los hijos de sus trabajadores están aprendiendo a leer y a escribir. Hasta allí quizá no se preocupe. Pero luego se enterará que los futuros peones están aprendiendo leyes de la Constitución mexicana, como eso de que todos somos iguales ante la Ley, que a igual trabajo igual salario, y que el salario mínimo debe ser suficiente para sufragar los gastos de comida, ropa, vivienda, educación y diversión de una familia. Entonces dicho cacique ubica al maestro de sus tierras como enemigo público (de él) número uno. "Ese maestro es comunista", farfulla.

EL MAESTRO ES QUIEN les dice a sus alumnos que cierren los ojos, que viajen al futuro, digamos unos veinte años hacia adelante, y digan cómo se imaginan vivir en ese tiempo futuro. Y cada alumno y alumna irá diciendo que se ve como un profesionista en alguna de las ramas de la ciencia, viviendo con una casa  linda y un patio con jardín y flores. Algunos dirán que se ven ejerciendo un oficio como bombero, carpintero, chofer de trailers. Otros se imaginarán trabajando en hospitales, escuelas, pilotos aviadores hasta astronautas, entrenadores de equipos deportivos. Cada uno soñará con un futuro de paz y de tranquilidad económica y social. Y la maestra o maestro les dirá que esa visión de futuro habrá de lograrla siempre y cuando estudien, se dediquen a ello y sacrifiquen tiempo y fiestas. "No es fácil, pero no es imposible", les dirá la maestra emocionada (o el maestro) por lograr ese trance de viajar al futuro.

CLARO, AHORA ME ASUSTA y entristece cuando me platican maestras que a esa pregunta algunos niños dicen que quieren ser narcos y, las niñas, esposas de narcos. Esa respuesta antes solo podía concebirse en escuelas del Norte de la república. Pero de años atrás hacia el presente es probable que se diga en muchas escuelas de varias entidades del país. Y es preocupante, claro. Preocupante tanto por el presente y futuro de esos niños y niñas, y por las condiciones de peligro que rodean muchas escuelas. Es probable que esto no se quiere escuchar y menos en el Día del maestro,  de la maestra, pero es parte de la realidad actual. 

¿MAESTRO CUANDO LA GUERRA CRISTERA? Lo mismo, peligro. Si por un lado se concebía que el único libro que debía leerse es la Biblia y que todo gira alrededor de la creación como teoría de los orígenes, por otro lado se hablaba de ciencia, del giro en órbitas del planeta y sobre todo de Carlos Darwin y su teoría de la evolución de las especies. Ciencia con conciencia contra fé irredenta y las más de las veces fanatismo religioso. Había áreas geográficas de mayor peligro, por supuesto. Sobre todo en las rancherías, pueblos y poblados del centro de la república.

CADA UNO DE NOSOTROS recordamos a los maestros y maestras que nos motivaron para encontrarle sentido al estudio, la importancia de la lectura, y la alegría de vivir en un marco del conocimiento. Cómo olvidar a las y los maestros que alegres y entusiastas nos llevaron de excursión aún con el peligro que conllevan esas actividades que posteriormente han sido limitadas y en algunos casos hasta prohibidas. Gracias a todos ellos y ellas. (Continuará)