Hay niveles
Por supuesto que hay las polarizadas posiciones que defienden un proyecto sustentado en la aspiración de sus afines, quienes defienden su proclividad en pro de uno u otro aspirante, están sus derechos
Un extinto político tabasqueño de estirpe priista en su momento acuñó una asertiva máxima afianzada en la coyuntura de los tiempos y circunstancia, una puja anticipada en el régimen actual para la Elección al cargo de Presidente de México prevista por la Constitución en el 2024, “El que no aspira, expira”. Es el caso del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández quien como cualquier actor público de cogobierno per se igual tiene sus argumentos para escalar a la posición inmediata.
Por supuesto que hay las polarizadas posiciones que defienden un proyecto sustentado en la aspiración de sus afines, quienes defienden su proclividad en pro de uno u otro aspirante, están sus derechos.
La prospectiva de origen, incluso desde antes que Andrés Manuel López Obrador asumiera a la Magistratura Presidencial de México, era impulsar a Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, ella por la lealtad y él por los valores entendidos.
Una prospectiva que en el discurrir del inexorable tiempo político ha modificado la hoja ruta del Presidente del País, él tiene claro que nadie comprende la Misión y Visión de la Cuarta Transformación, excepto Adán Augusto López Hernández.
El Secretario de Gobernación sabe del delicado como trascendente rol que asumió en el tablero del Régimen, incluyendo su legítimo anhelo por la sucesión presidencial, preservando el proyecto de país. El as debajo de la manga del Ejecutivo Federal dejó de estarlo para posicionarse en el mando, sólo debajo del poseedor de la banda con el águila en el pecho.
El responsable de la Política Interna de los Estados Unidos mexicanos y su “Hermano”, anfitrión de Palacio Nacional, se entienden en sus códigos y claves. Piensan y ejecutan, su poder de decisión e injerencia que no están a discusión para quienes participan del cogobierno, entre la estructura de la Administración Pública Federal, Locales y Municipales, además de legisladores del Congreso de la Unión y los Estatales.
Lo que ata y desata el Secretario de Gobernación en su gestión a cargo de la Política Interior de México queda atado y desatado por quien habita en Palacio Nacional, quien cada que tiene un evento en lo público y privado le tiene sentado a su izquierda. Un pequeño gran detalle que no se dio con Olga Sánchez Cordero.
Desde luego que no fue gratuito que durante el desfile cívico militar del 16 de septiembre, estuvieran en el mismo balcón de honor de Palacio Nacional los tres actores públicos con peso específico en la jerarquía el mando dentro del Régimen de la Cuarta Transformación.
A los costados, Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México; Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores; y en el centro Adán Augusto López Hernández, de quienes en la expresión de los rostros evidenció quien es quién, cada uno con sus aspiraciones y argumentos.
En política no hay cabida para las casualidades, aun menos cuando el Jefe de Estado durante la mañanera del miércoles anterior aprovechó la inducida ocasión para enviar un inobjetable mensaje cuando se le preguntó sobre las aspiraciones de su Secretario de Gobernación en la puja por hacerse de la candidatura a la Presidencia de la República que postulará el Morena, el movimiento, para la Elección por Voluntad Popular de junio de 2024.
En el análisis de los acontecimientos que sacudieron al Régimen no fueron del agrado de Andrés Manuel López Obrador. El colapso en la línea 12 del Sistema de Transporte Metro en la proximidad de la estación Álamos, y la derrota electoral del 6 de junio en 9 de las 16 Alcaldías de la Ciudad de México.
Los directos responsables saben de sus consecuentes penalizaciones en su aspiración a suceder al actual depositario del Poder Ejecutivo Federal. Uno y otro personaje luchan por recobrar una pérdida de confianza ya irreversible ante una desbocada carrera evidenciada entre la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y el Secretario de Relaciones Exteriores.
Bitácora
Loretta Ortiz, designada Ministra de la Suprema Corte de Justicia de Nación, está obligada a asumir con autonomía inherente en la división de poderes.