OPINIÓN

ÍNTEGRAmente.
17/04/2025

AUTOLESIONES EN NIÑOS

Las autolesiones en niños son un fenómeno preocupante que ha ido en aumento en los últimos años. Se definen como actos deliberados de daño físico autoinfligido, sin intención suicida, y pueden incluir cortarse, golpearse, rascarse hasta sangrar o quemarse.

Aunque anteriormente se pensaba que las autolesiones eran más comunes en adolescentes, cada vez se detectan más casos en niños menores de 12 años. Estas conductas suelen ser una forma de lidiar con emociones intensas, como tristeza, ira, ansiedad o desesperanza, cuando el menor no cuenta con las herramientas emocionales para expresarlas de manera saludable.

Los factores de riesgo que pueden llevar a un niño a autolesionarse incluyen problemas familiares (conflictos, negligencia, abuso físico o emocional), trastornos mentales como la depresión, la ansiedad, el TDAH o el trastorno límite de la personalidad, acoso escolar, presión académica, baja autoestima y dificultad para manejar el estrés.

También el consumo de contenido en redes sociales puede influir negativamente, ya que algunos niños pueden ver estas conductas como una forma de obtener atención o pertenencia.

Es fundamental diferenciar entre las autolesiones no suicidas y los intentos de suicidio, aunque ambos pueden coexistir.

La detección temprana es crucial, pero a menudo difícil, ya que muchos niños ocultan las heridas por vergüenza o miedo. Signos de alerta pueden incluir el uso constante de ropa de manga larga, cambios en el comportamiento, retraimiento social, baja autoestima, irritabilidad, heridas inexplicables y objetos punzantes en su habitación.

El tratamiento de las autolesiones en niños debe abordarse de forma integral. Lo primero es realizar una evaluación clínica completa por parte de un profesional de salud mental, como un psicólogo o psiquiatra infantil.

El tratamiento psicológico más utilizado y con mejores resultados es la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a los niños a identificar y cambiar pensamientos negativos, desarrollar habilidades para afrontar el estrés y aprender formas saludables de expresar sus emociones.

En algunos casos, también se emplea la terapia dialéctico-conductual (TDC), especialmente si hay síntomas de desregulación emocional severa.

Además de la terapia individual, el trabajo con la familia es esencial. Los padres o cuidadores deben recibir orientación para mejorar la comunicación, ofrecer apoyo emocional y establecer un ambiente seguro en el hogar. En ciertos casos, puede ser necesario el uso de medicación, especialmente si el niño presenta trastornos comórbidos como depresión o ansiedad.

La prevención también juega un papel importante. Enseñar desde edades tempranas habilidades socioemocionales, fomentar la autoestima, promover entornos escolares y familiares seguros y mantener canales abiertos de comunicación puede reducir significativamente el riesgo de autolesiones.

Por lo tanto, las autolesiones en niños son una señal de malestar emocional profundo que requiere atención profesional, apoyo familiar y un enfoque terapéutico empático y estructurado. Con el tratamiento adecuado y el acompañamiento continuo, es posible que los niños desarrollen mecanismos saludables para afrontar sus emociones y superen esta etapa con éxito. (Psiquiatra/Paidopsiquiatra)





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