Jugar con fuego

Jugar con fuego

En su desbocada pretensión por cambiar el estatus quo del país, el régimen de la cuarta transformación desde la esfera legislativa están obsesionados por cambiarle el rostro al país, aún más con las instituciones autónomas que son el contrapeso al ejercicio del gobierno en el entramado de la vida democrática del país, incluso transgrediendo la legitimidad por la cual lucharon cuando fueron oposición.

Asumido el mando de la gobernabilidad mexicana, en el Congreso de la Unión se observa que no son receptivos con aquellos que no está alineados con su misma concepción ideológica de nación. Son intolerante a la discrepancia, a quienes piensan distinto y buscan minimizarlos.

Han perdido el piso ahora que en la inversión de roles transitaron de ser una oposición a estar ahora en posesión de la gobernabilidad federal hegemónica del país.

En el claroscuro no todo es blanco como tampoco no todo es negro; sin embargo, hay una sinrazón por llevarse entre las patas a estructuras como el sistema nacional de elecciones que desde la reforma de 1996 goza a la actualidad ha cumplido con su función como árbitro de las votaciones para renovar por voluntad popular los cargos de elección popular, con avances sustantivos en lo subsecuente.

Un sistema electoral perfectible que les permitió acceder a la posesión de los poderes de la Unión, lo cual no es cuestión menor cuando, ahora asumieron la responsabilidad de un país tan demandante como México. 

Causa extrañeza que Porfirio Muñoz Ledo guarde silencio, sin mencionar una sola palabra, uno de los negociadores de la reforma política de ese 1996, entonces él cabeza PRD, en una inédita conformación de la cámara de diputados que por vez primera fue opositora al Presidente de México, en este caso a Ernesto Zedillo Ponce de León.

Una institución la del INE que buscan tener a merced de sus controles cuando en primera instancia de origen tuvieron la intención de sacar no sólo de la presidencia sino del organismo a Lorenzo Córdova Vianello, quien ha sido un crítico en cuanto a defender a este ámbito de esta instancia pilar de la vida democrática. 

Ahora modificaron su intención para que ese cargo de sea rotario, sin antes razonar con detalle un atentado a su estabilidad institucional, menos cuando se tiene en puerta el inicio del proceso preparatorio para las votaciones intermedias.

No debería causar sorpresa que ante la proximidad de que cuatro de los consejeros nacionales integrantes del Consejo General concluyen su ciclo, la fracción parlamentaria de la cuarta transformación en la convocatoria pública infiltre a incondicionales para ser quienes resulten nombrados como los nuevos miembros que les permita cargar los dados en su injerencia. 

En marzo pasado a través del diputado Sergio Carlos Gutiérrez Luna, peón en tablero del ajedrecista Pablo Gómez, presentó una iniciativa de ley con proyecto de decreto en el que aludiendo a la austeridad republicana se plasmó la eventual desaparición de los organismos locales para dejar al Instituto Nacional Electoral como único responsable de esa función en todo el país, en lo federal y estatal.

Es tanta la discriminación hacia este ámbito fundamental de una institución democrática que, aun cuando eventualmente se halla echado para atrás este planteamiento,  al propio Instituto Nacional Electoral fue el único organismo al que se le asignó menos financiamiento del solicitado en el paquete económico de 2020 para sus actividades ordinarias y el inicio en septiembre próximo del proceso electoral intermedio 2020-2021.

Votaciones en las que se renovarán justo a la cámara de diputados del Congreso de la Unión, concurrentes con los 15 comicios locales en donde tiene injerencia directa; todos los comicios desembocarán en la jornada del domingo seis de junio de 2021, en acatamiento al artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Ante una irracionalidad por aplicar la austeridad a las elecciones que los mismos partidos las hicieron demasiado costosas, ahora el INE está en el proceso de replantearse mediante acuerdo de consejo general desfasar muchas de las etapas del proceso, incluida la operatividad de los 300 consejos distritales que se ocupa del trabajo operativo, así como la compleja capacitación de los ciudadanos como funcionarios de casilla, donde la apatía es cada vez más creciente.   

Organizar elecciones no es en lo absoluto un acto sencillo cuando detrás de estas hay toda una serie de actividades preparatorias que serán impactadas para bien y para mal. El empeño por infiltrar a incondicionales con afinidad partidista para torpedear los acuerdos de consejo general pone en riesgo las mismas votaciones, proclives al fracaso en el ámbito federal y las 15 concurrentes locales.

El régimen de la cuarta transformación en su afán  por tener todos los hilos del destino del país no ha caído en cuenta que al eliminar la coexistencia del contrapeso de las instituciones autónomas corta de tajo el andamiaje democrático por el cual pugna al cobijo de un referente como Francisco I. Madero, quien como presidente marcó un antes y después en la vida política del país. 

Los principios constitucionales de certeza, legalidad, imparcialidad, independencia y objetividad dejarán de estar vigente para ser letra muerta, ante la eventualidad de consumarse la infiltración al Instituto Nacional Electoral.

Bitácora 

La reforma política electoral, constitucional y a la ley secundaria, ya no puede demorar más. El tiempo apremia porque las reglas del juego seguro cambiarán, e implementarlas al cuarto para la hora sería un indeseable caos. 

eduhdez@yahoo.com