La “balumba” se ha instalado en el PRD

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La “balumba” se ha instalado en el PRD

Por una vez, solo por una, todo parece indicar que las encuestas están en lo cierto. Ningún partido político ganaría por si solo las elecciones del 2018. En ningún escenario y con ninguno de los candidatos previsibles a la Presidencia de la República. Es la hora de los partidos “bisagras”, minorías que tienen la llave de la gobernabilidad de México para los próximos 6 años. Los egregios representantes de las minorías actuales nunca han estado más distantes de la gente a la que representan y por eso a la llamada rebelión de las masas ha sustituido la rebeldía de sus cargos públicos que registran un movimiento espectacular en ese deporte nuevo que es el de “cambiar las banderas”. ¿Con quién tienen que pactar los que pactan? Aunque cada uno sea cada uno, entre todos somos muchos y cada uno es de su padre y de su madre patria, excluidos los patriotas del dinero. Hay que pactar, ya que intentar agruparse es el intento de no estar solos si optamos, una vez más, por tirar al monte. El Gobernador, Arturo Núñez, con su autoridad innegable, cargado de razones con buen criterio y olfato ganado a pulso en su impecable trayectoria, se ha abocado a construir y cuidar el Frente Amplio Democrático pactando principalmente con el PAN y con ello ha responsabilizado a sus compañeros de partido de la ruta que pasará, necesariamente, por la elección de un candidato que se entienda con los nuevos socios, al margen de otros parámetros que generalmente barajaba el PRD cuando se presentaba en solitario. Los ciegos siguen haciéndose los sordos que no oyen más que por una de las dos orejas de burro que les asignó la Historia. La llamada militancia de “primera clase” quiere hacerse oír.”Orden y contraorden, desorden”, dice nuestro receloso refranero. Cada aspirante a una candidatura no sabe a qué atenerse aunque está muy claro, pero más angustioso aún es no saber a qué se atendrán los otros. La balumba, palabra que el diccionario define como el bulto que hacen muchas cosas juntas, se ha instalado entre los perredistas. A los equilibristas los han reemplazado los payasos y todos coadyuvan en el mantenimiento del desastre. El tiempo se echa encima y no pueden con su peso. Mucho menos si cada uno cree que puede acarrearlo sin caer por su propia base.

Por Antonio López de la Iglesia