La inquisición, conquista espiritual por el terror

Un 16 de agosto, pero de 1570, hace 450 años, surge el Real Decreto por el que se establecía en México el tétrico Tribunal del “Santo” Oficio

Un 16 de agosto, pero de 1570,  hace 450 años, surge el Real Decreto por el que se establecía en México el tétrico Tribunal del “Santo” Oficio. La Inquisición, que durante 250 años completaría la conquista militar de los pueblos americanos para que por medio del miedo, del terror, esta fuera también una conquista espiritual, aun cuando hubo etnias como la Lacandona, que resistieron esta barbarie.

La población de México que se estimó en 16 millones de habitantes al inicio de la brutal invasión y las matanzas de Centla y Cholula y las criminales quemas de códices del Obispo Landa, fue diezmada en un salvaje genocidio para que en 50 años después, en 1570, no llegara a 4 millones, incluyendo a los peninsulares y a los criollos, sus hijos.

Y a los pueblos originarios, arrinconados en el risco o el pantano, a lo que quedaba de ellos, se les adoctrinó mediante el miedo y el terror, con los tribunales de la Inquisición. En la Ciudad de México, a media Alameda Central, existía  el tétrico quemadero, sitio donde llevaban a cabo  los Autos de Fe, quemando vivos a infelices que además eran despojados de sus bienes. Adicionalmente sus familias eran  discriminadas y  estigmatizadas.

La orden de los “Dominicos” fue comisionada para esta infame y criminal tarea. Eran los inquisidores que investigaban las desviaciones a la  intolerancia de la fe católica, y eran los jueces que condenaban a la tortura y a la muerte. Tenían para esta ingrata tarea su Palacio, la triste Casa Chata de la Plaza de Santo Domingo, que después fue Escuela de Medicina y hoy Museo  Nacional de la Medicina.

Y este satánico tribunal dejó de funcionar al declararse la Independencia de México.  La muchedumbre tuvo que usar horcones para derribar la puerta, y los carcelarios huyeron por las azoteas de edificios contiguos. En los sótanos liberaron a algunas víctimas, moribundos y en estado esquelético, que volvieron a la vida superando las torturas.

Aún cuando este tribunal en teoría fue establecido para judíos y musulmanes, en un diabólico ministerio que la Iglesia Católica ejerció por más de 500 años, en la práctica se aplicó a cualquier crítico o disidente, sobre todo si era adinerado. Y en América para imponer por el miedo y el terror una religión ajena a los pueblos originarios.

El Presidente López Obrador está pidiendo perdón por los atropellos cometidos en el “porfiriato” en contra de los pueblos “Yaquis”, “Mayos” y “Mayas”. Seguimos esperando esta misma actitud de humildad por parte de peninsulares y clérigos.