La Popularidad de AMLO

a tremenda ventaja que tienen es que no existe a la vista una oposición ni cualitativa

Sobre el asunto, tan estratégico en la actualidad, como es el de la Popularidad del Presidente AMLO que definitivamente influirá en las elecciones del próximo 6 de junio,  dice el destacado analista, Macario Schettino, lo siguiente; “Un tema que se repite con frecuencia en la opinión publicada es la popularidad del Presidente. Se dice que es el presidente más popular, y que la opinión de los mexicanos no ha cambiado a pesar de las grandes crisis, sanitaria y económica, que nos ha traído su gobierno. Esta idea es totalmente errónea, y me parece que conviene analizarla”. Es totalmente acertada esa opinión de Schettino y se entiende porque los adversarios de AMLO fomentan esa creencia, porque relaja la intención de voto de los seguidores de la 4T, con esa versión de que es más que suficiente la popularidad del mandatario para obtener los votos necesarios que permitan continuar con las transformaciones. Vayamos a los hechos que son los que hablan con la verdad absoluta. Es cierto que López Obrador llegó a ser el presidente más popular, a inicios de su gobierno. Cabe mencionar que en una serie más larga, de una sola encuestadora, Consulta-Mitofsky, ese lugar lo disputa con Carlos Salinas, a quien tanto odiaba, antes de centrar su animadversión en Felipe Calderón. En febrero de 2019, López Obrador alcanzó 80% de popularidad, 10 puntos por encima de Vicente Fox, el más cercano competidor en ese momento del gobierno. Sin embargo, de entonces a la fecha ha perdido 20 puntos, y se ubica en 61% de aprobación. Con ese nivel, se encuentra por debajo de Felipe Calderón, en el mismo momento del sexenio. En defensa del Presidente actual, muchos se sorprenden de que mantener ese nivel, en una crisis doble como la que estamos viviendo, la peor en un siglo, es un éxito incomparable. Pero hay que recordar que Felipe Calderón llegó a la presidencia en el momento más bajo de la política mexicana reciente, con la acusación de un fraude electoral; con la oposición activa de un tercio de los legisladores, las calles tomadas, y amenazas de violencia. Todavía más, Calderón tuvo que enfrentar en sus primeros dos años el mayor incremento en el costo del maíz que se había registrado, por la errónea política energética estadounidense, que utilizó el etanol derivado de maíz como complemento de la gasolina. En esas circunstancias le tocó a Calderón llegar a la elección intermedia, y lo hizo con 67% de aprobación. Sin embargo, tuvo una de las más grandes derrotas en esos comicios. No es de sorprenderse, los dos presidentes anteriores, que también llegaron en un momento de gran popularidad a la elección (Fox con 60%, Zedillo con 55%) también fueron derrotados. Pero el único presidente que ha llegado a esa elección con una popularidad inferior a 50%, Peña Nieto (apenas 39%), es el que logró obtener mayoría en la Cámara de Diputados. Para comprobar estos datos use la información que publica oraculus.mx, que puede usted revisar con facilidad. Podemos concluir varias cosas: Que de un trabajo de propaganda incomparable con cualquier gobierno previo, López Obrador ha conseguido ser un presidente muy popular, pero MORENA necesita de su popularidad pues por si solo, como partido político, presenta muchas carencias. La tremenda ventaja que tienen es que no existe a la vista una oposición ni cualitativa ni cuantitativamente organizada como para presentar una batalla electoral creíble. Eso de que está “moralmente derrotada” es de una exactitud sorprendente.