“LAS ARMAS NACIONALES SE HAN CUBIERTO DE GLORIA”

Y la batalla se dio con gran bravura de ambas partes

Aquella luminosa mañana del 5 de mayo de 1862, la primavera florecía en los campos  para recibir la sangre de los héroes y preparar las coronas de laureles para los aguerridos vencedores, <<los mejores hijos de México>>.

Un día antes , el General Zaragoza había  tenido que desprenderse de 2,000 hombres para batir al traidor Leonardo Márquez que intentaba unirse a los invasores y que acosaba a las tropas mexicanas.

La situación era preocupante pero el patriotismo alimentaba las esperanzas. La División de Oriente, el Ejército de Oriente que lideraba el “Comandante Inmortal”, era de apenas unos cinco mil hombres, mal alimentados, la mitad sin zapatos, muchos con fusiles “báker” con efectividad a solo 150 metros, otros con viejos arcabuces de la colonia, y muchos con solo machetes y una artillería muy inferior a la de los franceses,

Se enfrentaban a un ejército no solo superior en número, sino en armamento, con fusiles “Minié”, con efectividad a 700 metros, artillería superior, soldados fogueados en las guerras de Italia, Crimea y Argelia, y oficiales egresados de escuelas  y academias militares, y que ya venía acompañado de generales conservadores traidores a la Patria.

Pero la desventaja del  ejército mexicano no se limitaba a lo táctico, sus tropas  carecían de muchos elementos indispensables y padecían hambre. En sus partes de guerra al Presidente Juárez,  Zaragoza informó  de misiones de Puebla que llevaron a Lorencez información sobre la ubicación y capacidad de las tropas nacionales.

En otros partes, Zaragoza  llegó a decir que quería incendiar Puebla,  o voltear los cañones para destruirla, pues les negaban recursos y hasta el agua a las tropas de la República,  y actuaban como aliados de la invasión.

Aquella madrugada del 5 de mayo,  Zaragoza recorrió los cinco kilómetros del frente de batalla arengando a a nuestras tropas: <<tenemos enfrente al mejor ejército del mundo, pero nosotros somos los mejores hijos de México>>

Y la batalla se dio con gran bravura de ambas partes. Cambiaron de táctica los franceses pero oportunamente respondió  Zaragoza. Más de 4000 aguerridos zuavos trataron de tomar , en varias ocasiones, las fortificaciones mexicanas, y en el último intento el General Miguel Negrete al grito de <<este es mi día>> saltó  las bardas y se lanzó sobre los franceses seguido  por los montañeses de Tetela de Ocampo  que encabezaba otro indígena de Zacapoaxtla, que machete en mano  dominaron a los zuavos.

La historia, casi siempre deformada, atribuye esta hazaña a los Zacapoaxtlas, pero  principalmente fue de los de Tetela de Ocampo, al igual que la histórica batalla se atribuye a la “heroica Puebla”, que siempre puso alfombra de plata a todos los invasores de México.

Aunque parezca increíble, el saldo fue de 475 soldados perdidos y 345 heridos del lado francés, contra 83 muertos,  132 heridos y 12 desaparecidos del lado mexicano. Cuatro meses después, Zaragoza murió extrañamente después de 3 días de haber sido infectado de tifo.

Los Partes de Guerra llegan por telégrafo al Palacio de Comunicaciones en la calle Tacuba, los recibe don Guillermo Prieto y los envía con un propio al Presidente Juárez en Palacio Nacional, pero antes sale al balcón y grita al pueblo: “Las armas nacionales se han cubierto de Gloría”.

Y para terminar, quiero señalar que el General Miguel Negrete, que después fue Ministro de la Guerra del Presidente Juárez, había sido un aguerrido general del bando conservador, pero ante la invasión extranjera pronunció la frase: <<antes que partido yo tengo Patria>> y dando una lección a los eternos conservadores, enemigos de México, se pasó al bando que lucha en defensa del pueblo y de la soberanía de la nación.