Loas al conocimiento

EL CONOCIMIENTO VENGA A MÍ y vaya yo hacia él

EL CONOCIMIENTO VENGA A MÍ y vaya yo hacia él. No hay prevalencia uno sobre el otro. Viene como no queriendo y voy hacia él lo quiera yo o no. Porque se aprende en cualquier lugar y parte. Y queda como conclusión adelantada que no hay persona sin conocimiento.

NO HAY IGNORANTE TOTAL en ninguna parte, aunque eso le hicieron creer al fatuo que cree saberlo todo por un título que obtuvo. Y que ese título garantiza el saber. Y es bien cierto que no. Los niños que viven a orillas de laguna o río, aprendieron a nadar. Y a reconocer las horas del paso del pez al que se debe pescar. Qué carnada poner. El silencio por hacer. Dejar correr el cordel. Y reconocer el momento en el que el pez pasa a ser pescado cuando el anzuelo bien encajado quedó. Y es el momento de empezarlo a jalar, sin posibilidades ya de escapar.

EL NIÑO DE LA CIUDAD APRENDE a cruzar las calles con solo mirar de soslayo y saber que el carro viene lejos o a qué velocidad, y calcula si le da tiempo a pasar, si ha de hacerlo rápido o mejor hay que esperar. Y saber cuál es el momento mejor.

EL NIÑO DE TODO LUGAR APRENDE a tomar decisiones en cada movimiento que hace, sea en el juego, en la escuela o en las labores del hogar. Aprende del límite, lo que se debe hacer o no, lo que se puede hacer o no. Aprende por instinto a no tocar los cables de luz, a no tirarse de lo alto, a no meterse en el agua si no sabe nadar. Sabe de la espina que ha relacionado ya con el dolor, por eso se acerca a la rosa con cuidado Que no es igual el frío o el calor. Y que no hay madre más linda y buena en el mundo que la propia.

EL CONOCIMIENTO ES EL FRUTO DE LA EXPERIENCIA, de la disciplina y la tozudez; es la brújula que orienta, es el ser que experimenta la quietud y el movimiento, es lo sublime y el tormento, es el saberse único y diferente. No altivo como que se es más, ni el orgullo malsano producto del vacío espiritual. Es la piedra lanzada al orgullo de la vanidad. Es la imagen que refleja al verdadero hombre en el espejo.

EL CONOCIMIENTO ES SABERSE NADA ante el vasto universo, grande por cultivar el amor en la tierra baldía y árida. Y no desesperarse ante la tormenta y sujetar el timón de la vida con ruta a la muerte, mas con la serenidad al saber que es el destino de todo ser vivo, y que no hay nada más, apenas una chispa de luz que salió quién sabe dónde. Mas no importa, porque la belleza y la carne son fugaces.

EL CONOCIMIENTO HACE LA DIFERENCIA entre las especies, que todos lo tienen con el fin de sobrevivir como un instinto motor de todo. La imaginación del hombre, si ésta es grande o pequeña o nula, está relacionada precisamente con el conocimiento: a mayor de este, mayor de aquella, multiplicada. El conocimiento es la práctica que se une a la teoría, como una unión dialéctica, sabiendo que son las dos caras de la moneda, y por lo tanto para ser efectivas son literalmente inseparables.

EL CONOCIMIENTO ES EL AMOR TRANQUILO, que refleja un brillo en la mirada, porque es curiosidad que te lleva cada vez más a otra senda, no con el afán de valer más como persona, sino ser siendo, que es como el resumen de todo, conclusión de movimiento, que el quedarse quieto anticipa la muerte, como las aguas detenidas, que poco a poco acaban con la vida. Por eso es que el río es siendo, aunque sea siempre otro por el movimiento. 

EL CONOCIMIENTO NO ES SOLO RAZÓN, sino también emoción y afecto. Porque razón alejada del sentimiento es hielo que se derrite, y sentimiento sin conocimiento es el cursi aspaviento que se concreta en  vuelo sin alas que lo sostenga, como el ave fatigada que tratara de posarse donde no hay rama. Como decir: la ciencia es útil solo si tiene conciencia, si no será otra cosa, y nunca un bien real para la humanidad; por confundir esto es que todo es tan confuso, tan impredecible, y se asoma el caos, el vacío, la destrucción total, como una espada de Damocles que pende, solo detenida por la poesía y el arte en general.

ES EL VERDADERO CONOCIMIENTO el que hace apreciar la belleza de la vida, no el título de escuela, simple papel. El papel es bueno, de eso no hay duda, solo que tiene valor real cuando va acompañado del conocimiento correspondiente.  Siendo así, se concluye que el verdadero conocimiento es el que te hace más humano, y el grado mayor de lo humano es el arte sin adjetivos la ciencia cuando tiene conciencia. Y para apreciar la vida y dimensionar el vasto universo se requiere el ojo del conocimiento.

PERMITIDME SER REITERATIVO, a manera de conclusión que realmente concluye (perdón por el pleonasmo): hay personas que estudiaron solamente en la universidad de la vida, y aman y cuidan a la naturaleza con profundo amor. El reflejo del conocimiento tiene sus matices, y se reconoce siempre a quien realmente lo tiene.