¿Lógica Pendular?

¿Lógica Pendular?

Punto de Vista

Manuel Pineda Haro

¿Lógica Pendular?

En estos días ha venido tomando fuerza una lectura que va en el sentido que según se vislumbra por la Lógica Pendular, en el 2018 la izquierda deberá ganar las elecciones para renovar la Presidencia de la Republica.

Es una observación que a la luz de los críticos y analistas de la política se encuentra diseñada por personas con tendencia a las ideas de izquierda, y que impulsan más el postulado con la idea muy rentable para el ciudadano de que es necesario un cambio, dar un manotazo y decir basta de más de lo mismo.

Se razona que en virtud de que de los principales contendientes el PRI y PAN ya han gobernado la nación, y que en retrospectiva el balance de ambas opciones de gobierno no ha dejado nada satisfechos a millones de mexicanos, la oportunidad de acceder a la máxima magistratura esta puesta en la mesa y con bombo y platillo.

Por movimiento pendular el voto deberá decantarse por la opción que no se ha probado, para ver qué tal le va al país con esa opción política. En la búsqueda de opciones ya no se tiene otra, el caso es generar un cambio con el riesgo implícito, porque peor ya no podría irnos, atizan con vehemencia los activistas y articuladores de la lectura.

La debilidad del postulado y el gran problema es que la izquierda esta bifurcada por no llamarlo más agresivo, y hoy sigue siendo víctima de sus circunstancias; no es nuevo o al menos así ha pasado en los últimos 30 años, que la izquierda ha mostrado que tiene con que competir y por qué competir, aunque otro punto a resaltarse es que en ese lapso de competitividad la izquierda ha estado avanzando bajo los designios de una sola figura (primero fue alrededor de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y al menos hasta el 2012 por Andrés Manuel López Obrador), cinco procesos electorales nacionales y tan solo dos candidatos, y ambos vieron la banda presidencial muy cerca.

La participación de esa corriente política sin duda ha dado impulso a muchas causas ciudadanas, y sobre todo a la creación y fortalecimiento de un andamiaje jurídico – electoral, aunque hoy siguen sin confiar plenamente en él, como tampoco confían en la pertinencia de los programas sociales que buscan erradicar la pobreza y el rezago, aun cuando varios tópicos de esas políticas públicas se han conseguido al calor de las batallas electorales y en la negociación y el debate parlamentario de la que han sido parte.

Con muchas aristas y la complejidad en la conformación de la agenda y la unificación de criterios en pos de quien abandere a la mayoría de las izquierdas o más aún la difícil decisión de cuándo y con quien aliarse sin que ello implique la pérdida de identidad y de militantes, es como se encuentra hoy el pensamiento de izquierda en nuestro país, sin duda un asunto nada menor y que tiene implicaciones al futuro inmediato.

En mi Punto de Vista, el voto progresista y sobre todo el antisistema esta desperdigado; a nuestro país no le conviene el absolutismo ideológico, pero tampoco ayudara en mucho que los partidos utilicen subterfugios para seguir accediendo al presupuesto público a través de las prerrogativas. Una formula económica que ha dado muestras de que es solo gasto sin un ápice de inversión para rendimientos a largo plazo.