Itinerarios: ¿Otro Fox?

Si ya toleraron a Vicente Fox, ese ranchero de mentiras, ¿Por qué no habrían de tolerar a una Xóchitl Gálvez tan impostada y falsa como él?

“Hay que bajar al pueblo; contar historias simples para que la gente pueda entenderlas y se enganche”. Esto solían decirnos los ejecutivos, cebados en la más vieja televisión, cuando hace años, nos rechazaban los proyectos que les presentábamos.

Así, con ese mismo criterio racista, clasista y ramplón, operan Claudio X. González, los intelectuales que lo aconsejan y los estrategas políticos y comunicacionales que lo acompañan.

Como desprecian profundamente al pueblo.

Como están convencidos de que la gente es tonta, se han decidido a contar y vender, invirtiendo en el esfuerzo enormes cantidades de dinero y utilizando el aparato mediático del que disponen a su antojo, la misma “historia simple” que les funcionó en el año 2000.

A “bajar al pueblo”, a rebajarse más bien, a perder el asco que por las masas sienten, están dispuestos los integrantes de esta élite económica, intelectual y mediática que manda sobre la oposición en México.

Si ya toleraron a Vicente Fox, ese ranchero de mentiras, ¿Por qué no habrían de tolerar a una Xóchitl Gálvez tan impostada y falsa como él?

Qué más les da si uno usa sombrero y la otra huipil. Si ambos hablan golpeado.

Si los consideran personajes de “mal gusto” con los cuales, en otras circunstancias no se codearían.

Si les avergüenza qué, como Fox y Martita se den besos ante las cámaras en el Vaticano o sean, como Xóchitl, impertinentes, y filmen con su celular, las fiestas exclusivas a las que la invitan.

Si, en las reuniones de postín, desentonan.

Su “grosería” les sirve; creen que vende, creen que empata con esa -según ellos- grosería ancestral del pueblo al que consideran una masa procaz, ignorante y manipulable.

No respetan ni a Fox, ni a Xóchitl; los usan.

No la quieren elevar a la presidencia; quieren, al contrario, rebajar con ella a la presidencia hasta convertirla en una gerencia, una más de entre las muchas, que tienen en sus negocios.

Necesitan tener de nuevo mandatarios que les sirvan hasta la obsecuencia; que operen como sus empleados.

Piensan, por otro lado, sus intelectuales orgánicos y a pesar de sus títulos universitarios, que el agua del río que corre bajo el puente es siempre la misma.

Se rehúsan, además, a aceptar que la correntada se desbordó en el 2018 y que esa gente hasta la que están dispuestos a “bajar” como lo hicieron en el 2006, hoy y como decía León Felipe, “ya se sabe todos los cuentos”.

Cegados por la rabia les resulta imposible admitir y entender la “revolución de las conciencias” de la que tanto habla Andrés Manuel López Obrador.

Al pueblo de México, tan harto de sus agravios, de su corrupción, de sus mentiras no "se baja" como Claudio X y los suyos creen que hay que hacer para conseguir votos; hacia este pueblo es menester subir para estar a su altura.

Con otro Fox no engañarán a las mayorías.

Caerán en la trampa quizás, como en el 2000, unos cuantos incautos, pero no serán esta vez los suficientes para inclinar la balanza.

Pieza de sacrificio es, a mi juicio, Xóchitl; saben, quienes la promueven, que no será presidenta, la quieren solo para impedir que el movimiento de transformación gane la mayoría calificada.

Podrá Xóchitl fingirse víctima de la misoginia.

Decir -vaya impostura- que ella “escogió ser indígena”. Que está a favor de los programas sociales a pesar de ser senadora de un partido que votó en contra de los mismos,

Podrá, en el colmo del cinismo, fingirse de izquierda, habiendo sido siempre una servidora de la elite neoliberal.

Podrá ser franca y bravucona como quien fuera su jefe.

¿Otro Fox?

¿Otro bufón como él?

¿Otro impostor como él?

¿Otro traidor como él?

Esto se preguntará en las urnas la gente que con memoria, responsabilidad y conciencia llegue a votar y acto seguido -estoy seguro- le dará la espalda a esta mujer que, guardó ominoso silencio ante los crímenes del régimen corrupto, del que toda su vida política, ha sido empleada y cómplice.