Pandemia apagó espectáculo de bailarinas

Melissa empezó a bailar en algunos bares del estado desde los 24 años. Ganar buen dinero la llevó a ese mundo donde se vive más de noche que de día

Melissa empezó a bailar en algunos bares del estado desde los 24 años. Ganar buen dinero la llevó a ese mundo donde se vive más de noche que de día.

Luego viajó más al sur: Cozumel, Tulún, Palenque, Chetumal, Majagual, donde la ganancia económica fue mayor, que va desde los veinte hasta los 30 mil pesos mensuales, dependiendo igual el tipo de contrato.

Melissa confiesa que este trabajo de bailarina exótica es demasiado desgastante, absorbe la vida, porque no duermen por las noches y el alcohol siempre está en la mesa, pero son monedas de cambio para ellas.

De las sorpresas que se ha llevado es ver a mujeres con más de 40 años bailando, y siguen bien cuidadas. Advierte que en ese ambiente siempre es necesario invertir en el cuerpo, aunque conoce a otras de menor edad con enfermedades como hipertensión o diabetes, sin dejar a un lado las de transmisión sexual, incluyendo el VIH.

A tres meses de la pandemia, indica que ahora vive sólo con el apoyo de sus familiares, porque de los “jefes” de bares no ha recibido ayuda.

“Ahora me siento sola, en la intemperie, sin una seguridad social, sobre todo para mis hijos que estudian la secundaria”.

“Mi vida dio un giro, porque tengo muchas necesidades, como la atención especial médica para uno de mis pequeños en Mérida, pero ahora tuve que cancelar sus citas ante la falta de ingresos”.

Sus intentos por conseguir otro empleo (camarista, promotora o recepcionista) han fallado, lo primero que le piden es experiencia, pero no la tiene, y en la solicitud de empleo no podría escribir dónde ha laborado, además que los sueldos son demasiados bajos.

En su voz se nota la desesperación, sabe por las noticias que la pandemia va para largo, y el regresar como bailarina llevará su tiempo.

“El poco ahorro que tenía guardado se terminó, y ahora estoy peor porque vivo endeudada, lo del COVID me agarró desprevenida, jamás pensé que se prolongara y nos dejara sin trabajo”.

Si algún día regresa a los centros nocturnos entiende que todo será distinto, los bares no estarán a su máxima capacidad de clientes, porque ellos también deberán cuidarse.

Se imagina dos o una persona por mesa, además de que no habrá oportunidad para muchas chicas. Y el riesgo de contagio seguiría latente.

“Me enteré que algunos bares están ofreciendo plazas, pero es hacia el norte, y en el Facebook de mis compañeras publican que de veinte sólo acomodan a tres o cuatro, y el sueldo que ofrecen cambió por la pandemia, es menor a lo esperado”.

“Nuestro futuro ya no es alentador en lo económico, así lo siento. Algunas tienen hijos mayores o no tienen; pero en mi caso la preocupación es el sustento de mis chicos”.

“Aunque no todo está perdido, de toda esta tempestad una ventaja es que estoy más tiempo con mis hijos y mi familia, aunque alertas de no contraer el coronavirus”, comenta con voz pausada Melissa.

PARÉNTESIS

Villahermosa cumplió 456 años desde su fundación, por lo que arrancaron una serie de eventos virtuales para conmemorar a la capital del estado, en el contexto de la pandemia de COVID-19. Por unos meses no se podrá caminar como se quisiera por esta ciudad.