Pandemia y (des)educación

Una larga y alarmada nota de primera plana dedicó The New York Times a los resultados de la primera medición de rendimientos educativos de los Estados Unidos después de la pandemia

Una larga y alarmada nota de primera plana dedicó The New York Times a los resultados de la primera medición de rendimientos educativos de los Estados Unidos después de la pandemia.

Los promedios en matemáticas y la eficiencia en la lectura cayeron en casi todos los estados, según la prueba del National Assessment of Educational Progress de 2022.

La prueba, practicada en 450 mil alumnos de cuarto y octavo grado, en 10 mil escuelas de todo el país, arrojó los peores resultados desde que empezó a levantarse, a principios de los años 90.

En matemáticas, "los resultados son especialmente devastadores", dice el Times. La eficiencia promedio entre alumnos de 8º grado cayó de 38% en 2019 a 26% en 2022. Entre los alumnos de 4º grado, la caída fue de 41% a 36%.

Hay estados con pérdidas mucho mayores que otros pero en general la tendencia nacional es de una alarmante aceleración de la tendencia a la baja, que era ya visible antes de la pandemia.

El secretario de Educación estadunidense, Miguel Cardona, hizo todo menos escurrir el bulto ante los datos.

"Quiero ser muy claro", dijo: "los resultados de este examen son pésimos e inaceptables. Este es el momento de la verdad en nuestra educación. De cómo respondamos a esto dependerá no sólo nuestra recuperación educativa, sino el lugar de nuestro país en el mundo". https://nyti.ms/3gqiKJR.

Los resultados son dramáticos porque vienen de un esfuerzo sin precedente para contener los daños de la pandemia.

En 2021, el gobierno federal hizo la mayor inversión de la historia en escuelas —123 mil millones de dólares, 2 mil 400 dólares por estudiante— y exigió a los distritos escolares que invirtieran al menos 20% de esos recursos en recuperación académica.

Está claro, dice el NYT, que se requerirán muchos billones adicionales y más años de esfuerzo para regresar a los rendimientos previos a la pandemia, que de por sí, como se dijo, eran  decrecientes.

Si esto pasó en Estados Unidos, no quiero ni pensar en lo que habrá sucedido en México, ni cómo podremos saberlo, pues aquí no existe ya siquiera el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) que teníamos.