Hacia el 2024. Encuestas y realidad

El retrato es útil para ver cómo andan de conocimiento y aprobación los precandidatos del oficialismo

Se ha puesto de moda entre los encuestadores preguntar por la preferencia de los encuestados sobre precandidatos a la Presidencia que están ya enunciados en el horizonte: los reales y los fantasmales.

Este procedimiento no dice mucho sobre lo que será la elección presidencial de 2024.

Vemos que las preferencias son favorables a los precandidatos reales del oficialismo y no para los precandidatos fantasmales de la oposición.

El retrato es útil para ver cómo andan de conocimiento y aprobación los precandidatos del oficialismo y algunos personajes de la oposición que podrían ser candidatos o no, pero que en esencia no lo son todavía.

Se dibuja así el cuadro de una competencia que no existe, pero que siembra en la opinión pública la impresión de que los precandidatos del oficialismo llevan una gran ventaja sobre los de la oposición.

Quedan mezcladas precandidaturas reales con precandidaturas fantasmales, lo cual dice algo de la sensibilidad política del momento, pero emite una mentira o una verdad muy sesgada respecto de lo que será la elección presidencial de 2024.

Para empezar, tanto los precandidatos reales como los fantasmales ocupan en estas mediciones más carriles de los que tendrán en la elección de 2024.

En la elección de 2024 no habrá cuatro carriles para el oficialismo, como hay en las encuestas de ahora. Habrá sólo uno. Habrá también sólo un carril para cada opción opositora.

Las opciones de la oposición hasta este momento son sólo dos: la de la oposición unida PAN/PRI/PRD, y la de Movimiento Ciudadano que insiste en ir solo.

La elección de 2024 está prefigurada entonces, hoy por hoy, como una competencia entre tres: el oficialismo, la oposición unida y la oposición solitaria de MC.

Las encuestas podrían reflejar mejor la realidad hacia el 2024 si establecieran careos y mediciones de preferencia entre estas tres opciones.

Creo que esa es la competencia que habría que medir. El listado de preferencias por precandidatos reales y por precandidatos fantasmales, como se presenta ahora, no le hace gran servicio a la opinión pública.

De hecho, apoya la estrategia oficial de dar por resuelta la contienda, con mucha anterioridad, a su favor.