Por mi raza hablen los próceres (II)

En la primera parte el autor nos proponía un juego de imaginación

En la primera parte el autor nos proponía un juego de imaginación: entrevistas ficticias con personajes de la historia. Esta es la continuación de su provocación literaria y periodística

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LAS FÁBULAS TIENEN la intencionalidad de educar mediante moralejas, y algunas modernas, como las que escribió Augusto Monterroso, ácidas críticas al modo de vivir en la sociedad, haciendo alusión, en alguna, a los escritores fantoches y otras lindezas. Y en sus cuentos se mofa de los políticos incultos, y sus esposas que se visten de cultura lo que no son (" me vuelvo a la montaña hermano Franciscooooo"). Cosas por el estilo. A veces gracias al internet escuchamos cantantes populares que dicen verdades mediante coplas (algunos con sus copas). Y cantantes reconocidos dejaron para la historia sus canciones de crítica social. Me viene a la mente esa crítica feroz a los gobiernos robolucionarios, en la canción "La casita", y luego "La otra casita", de Don Óscar Chávez; en este caso es parodia de otra canción popular. Se mofa del mal gusto y del lujo grosero de la clase política: "Que de dónde amigo vengo, de una casita que tengo más abajo del trigal", para decir Chávez: "que de dónde amigo vengo, de una casita que tengo allá en el Pedregal... es una casa chiquita, con jardines, alberquita y calefacción central..." Y le caben al estacionamiento "tres Mercedes, cuatro mustangs y un Jaguar", etc. Y párele allí.

ENTRE LOS ESCRITORES más conocidos de la URSS junto con sus obras, destacan Mijael Bulgákov con "El maestro y Margarita";  Alexander Solyenitzin, con "Archipiélago Gulag" y los poemas de Osep Mandelstam. Destacando igual fuera de la URSS Vaclav Havel, con "El poder de los sin poder". Muchas de estas obras se difundieron mediante la impresión y distribución clandestina. De allí la diferencia entre la publicación de libros de autores consentidos por el estado y los editados de manera clandestina. Las palabras que los identifican Sanizdat (publicado por uno mismo, copias en mimeógrafo, algo borrosas) y gosizdat (publicado por el estado), libros limpios, pulcros, finos, muy legibles, aunque anodinos.

"SEA COMO HAIGA sido", en toda la historia de sociedades con estructura férrea de control poblacional, que por una parte asegura la sobrevivencia de grupo, y por otra asegura que un grupo ordene y mande, siempre hubo y hay crítica. De frente a veces, con el riesgo de amanecer encostalado, como dijo un amigo ayer tarde, o escondido como as bajo la manga vía textos literarios. Que lo diga Milan Kundera en Checoslovaquia, la de la primavera de Praga, sofocada por los tanques rusos. Que lo diga Eduardo Galeano, el uruguayo, y todos los exiliados de las dictaduras del sur, como es el caso actual de la persecución  al escritor Sergio Ramírez, de la bella Nicaragua, país bajo las botas de Rosario y Daniel Ortega, este comandante revolucionario somozaisado. La acusación a Don Sergio: traición a la patria.

PERO VOLVIENDO al asunto inicial. Sería bueno escuchar a Miguel Hidalgo, el de la independencia sobre la actualidad donde las trasnacionales mandan en todos los países, y los gritos de independencia son solo material consumible para las masas locales. A un Abraham Lincoln sobre la esclavitud moderna donde niños y mujeres hacinados  trabajan catorce horas para hacer camisas y tenis de marca y hombres en los campos de tomate y minas ganan una miseria trabajando de sol a sol. Dice el meme de internet: el salario por ocho horas lo que vale un pollo. Sería bueno ver a Diógenes buscando hombres honrados  en los gobiernos de otros países, menos en el nuestro, por decirlo así. A Platón dialogando con sus jóvenes alumnos. A Sócrates arengando desde el zócalo y a Jesús viendo al clero tomando su sangre de Cristo.

LA REALIDAD HACE hablar a las personas y personajes. Tienen su mirada y su móvil (su interés, legítimo, claro o no). La literatura busca a personajes del pasado o de la imaginación  para con creatividad  hacerlos hablar. Ya me imagino a Diógenes con su lámpara encendida en el día por las calles de Dublín, Nueva York o Río de Janeiro buscando hombres honrados en el poder.