Gestación subrogada, trata de personas, debate feminista

A todos aquellos que ejercen violencia contra las mujeres

El 6 de julio, en la Ciudad de México, la teórica, la investigadora y escritora feminista española Rosa Cobo Bedía expuso ante diputadas de la capital el tema: “Prostitución en el corazón del capitalismo. Reflexiones para Latinoamérica”. Abordó el controversial tema de la gestación subrogada.

Al respecto la feminista egresada de la Universidad Complutense de Madrid y Premio Divulgación Feminista,  se pronunció en contra de las viejas y nuevas formas de explotación y violación a los derechos humanos de las mujeres entre los que incluyó no solo la maternidad subrogada, sino la prostitución  y la trata, entre otros.

A  todos aquellos que ejercen violencia contra las mujeres, durante todos sus años de investigadora los acuña en  el término “bárbaros del patriarcado”, los cuales –explica-, no conforman un solo bloque gigante y homogéneo, porque ahí están, lo mismo un hombre que contrata a una “sexoservidora” o mantiene a su pareja en una situación desigual de dependencia económica  o un empresario explotador.

Sostiene la socióloga y politóloga que el gran mercado globalizado del capitalismo ha dejado atrás a los  países con un crecimiento económico lento, como México y el resto de América Latina que han recurrido a economías criminales o ilegales para no quedarse. Tal es el tráfico de armas, el narcotráfico y la explotación de las mujeres.

Una de las industrias con más crecimiento en los últimos años, a costa de la explotación femenina –dice-  es la de los vientres de alquiler que desde la perspectiva de la estudiosa feminista no hace más que reducir a las mujeres a la categoría de “servidoras reproductivas”.

Este negocio –que alcanzó un gran auge en Ucrania hasta antes de la guerra con Rusia– mencionó, parece funcionar de sur a norte, en un circuito de explotación donde los países del sur global cubren las necesidades o los deseos de quienes están al norte, el privilegiado y lejano norte.

Un ejemplo de ello destacó, es lo que sucede en Tabasco, donde las empresas cobran hasta un millón de pesos por rentar el vientre de una mujer y, de paso, pagan sobornos a registros civiles y autoridades estatales para ofrecer sus servicios a quienes no pueden acceder a ellos legalmente.

De ahí que, para Cobo Bedía, la industria de los vientres de alquiler funcione entre la legalidad y la ilegalidad, “en un limbo extraño, el de la  semi-institucionalidad”, que  a final de cuentas mantiene a los hombres en posiciones privilegiadas para ejercer poder en los cuerpos de las mujeres.

Conforme a la investigadora, los “bárbaros” de esa industria lucrativa no son solo los que aportan  su material genético, sino todos los que participan directamente en el proceso médico-mercantil,  los que hacen de la paternidad un deseo, por encima de la precariedad y las condiciones de vida de las mujeres.

México con sus altas tasas de pobreza, argumenta Cobo Bedía, convierte al país en un caldo de cultivo para la prostitución y los vientres de alquiler.

La investigadora española propuso que para anular esas posibilidades es necesario impulsar iniciativas que penalicen a los promotores de este tipo de explotación e implementar en las  escuelas primarias y secundarias programas de sensibilización para educar en materia de violencia de género.

Tabasco  y Sonora, expone en un informe sobre el tema el Grupo de Información en Reproducción Elegida  (GIRE), son los dos únicos estados que disponen de una regulación en relación a la gestación subrogada en sus respectivos códigos civiles. En nuestro estado desde 1997, pero dicha ley solo se limitaba a registrar a los menores nacidos a partir de estos acuerdos. Si me permite, abundaré sobre la perspectiva del GIRE en mi siguiente colaboración.