Reconfiguración del Sector Energético

Hoy que la redefinición del rumbo energético de México debe partir del consenso global sobre la necesidad de una Transición Energética que permita atender la demanda de energía y enfrentar el calentamiento global, desde el Sureste petrolero nos declaramos listos para afrontar los nuevos desafíos.

Hoy que la redefinición del rumbo energético de México debe partir del consenso global sobre la necesidad de una Transición Energética que permita atender la demanda de energía y enfrentar el calentamiento global, desde el Sureste petrolero nos declaramos listos para afrontar los nuevos desafíos.

Estamos preparados para participar en la construcción del segundo piso energético, planteado por la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, acelerando la Transición Energética hacia fuentes limpias de energía, en armonía con el fortalecimiento de nuestra industria petrolera. 

Bajo esa premisa, en la COP28, 198 países respaldaron el Consenso de los Emiratos Árabes Unidos sobre objetivos en materia de energía y clima para 2030 que, por primera vez, se planteó abandonar los combustibles fósiles, triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar el progreso en eficiencia energética, para limitar el aumento promedio de las temperaturas globales a 1. 5º C.

Ahora el debate está centrado en los tiempos y ritmo de la Transición Energética. La Agencia Internacional de la Energía sostiene que los combustibles fósiles antes de 2030 disminuirán su participación en la demanda de energía entre 80 y 62%.

En contraposición, Amin Nasser, presidente ejecutivo de Aramco, sostiene que la demanda de petróleo en 2030 rebasaría el tope actual de 100 millones de barriles diarios para llegar a 110 millones de barriles.

De igual manera, Exxon Mobil Corp, advierte que reducir el uso del petróleo de manera rápida sería peligroso, por lo que es necesario mantener la inversión para atender la demanda mundial de energía.

Lo anterior implica una proyección para 2050 de 660 mil billones de BTU, esto es, 15% más que en 2021. Y en este segmento, las energías renovables y la nuclear contribuirán con alrededor del 70% del suministro de energía, pero el petróleo continuará teniendo un papel destacado por la demanda del transporte comercial y la industria química.

Ante este entorno, México debe repensar su política energética de manera incluyente a partir del legado de la presente administración, que detuvo el desplome, estabilizó y repuntó la producción de aceite.

En números redondos, de los 3.4 millones de barriles diarios producidos en 2004, la actual administración federal recibió 1.7 millones de barriles diarios en 2019 y al cierre de 2023 promedió 1.8 millones de barriles diarios.

En tanto que, en materia eléctrica, sobre una estrategia que contempla las energías limpias, como la central fotovoltaica Puerto Peñasco, con una inversión de casi 10 mil millones de dólares en 35 proyectos de generación, logrará una capacidad instalada de 13 mil 920 Megawatts.

A partir de estos logros, México debe llevar a cabo su propia Transición Energética, fortaleciendo la producción petrolera y haciendo frente a los grandes desafíos como el endeudamiento de Pemex, y de manera simultánea apostarle al sector eléctrico como un factor clave para el desarrollo económico, aumentando su generación con tecnologías sustentables de manera ordenada y regulada.

De lo que se trata es de proyectar un mercado energético donde el sector público y privado participen con piso parejo, bajo la rectoría del Estado para defender la soberanía y seguridad energética a través de Pemex y CFE. (Diputado Federal, Presidente de la Comisión de Energía)