OPINIÓN

Recuerdos de un gran gobernador (III)
08/09/2025

TERCERA Y ÚLTIMA

Comentó el autor: "Recibí una atenta invitación para asistir el martes 2 de septiembre a la presentación de la cátedra "Lic. Enrique González Pedrero" y a la Conferencia Magistral de mi estimado amigo el Lic. Roberto Salcedo Aquino, Presidente de la Fundación "Enrique González Pedrero".

"Compromisos adquiridos con anterioridad, imposibles de eludir, me impidieron estar presente como me hubiera gustado. Sin embargo, no quiero dejar pasar la oportunidad, para hilar algunos pensamientos y recuerdos que nos permitan calibrar la importancia que para Tabasco tuvo y sigue teniendo, el gobierno encabezado por nuestro apreciado y siempre añorado maestro".

Ofrecimos en entregas anteriores la referencia de Beltrán Hernández a algunas de las anécdotas vividas con Don Enrique, también la experiencia de los Centros Integradores y lo fue calificado por el ex gobernador como "la lección de la elección", donde quedaron de manifiesto sus diferencias con Carlos Salinas de Gortari. Concluye el texto de quien fuera secretario de Gobierno en aquel histórico sexenio y también integrante de la Fundación Enrique González Pedrero:

A MANERA DE EPÍLOGO (Sonando la Lata)

Don Enrique González Pedrero y su esposa Doña Julieta Campos, nos dejaron un estado próspero, calificado entre los mejores a nivel nacional. Van algunos ejemplos: comunicó todo el territorio de Tabasco, por medio de puentes e impulsó la cultura en todos los niveles. Implementó el programa de Centros Integradores, mediante el cual se llevaron beneficios concretos a los más apartados rincones del estado.

Sabiamente recomendaba lo siguiente: para gobernar este estado, hay que estar "sonando la lata". Los visitantes no entendían. Entonces los llevaba al balcón del palacio de gobierno y desde ahí les mostraba los árboles de Plaza de Armas (entonces todavía había), cundidos de zanates. Abajo estaban unos boleros con sus cajones para dar grasa. Cuando se cansaban del griterío de los zanates, sacaban sus latas de betún y con la tapa golpeaban varias veces contra el piso. El fuerte ruido ocasionaba que los pájaros asustados salieran volando. La operación se repetía varias veces, hasta que los zanates cansados y con ganas de dormir, dejaban de alborotar. Por eso, cuándo le preguntaban: ¿cómo le va gobernador? El contestaba: "Aquí, sonando la lata". La mayoría no entendía...

      (Lo que pasa es que, en un lugar tan caluroso los ánimos suelen explotar por cualquier motivo. [Sobre todo cuando hay mano negra y dinero detrás]. De ahí el símil con los zanates. Hay que tranquilizar a la gente. ¿Cómo hacerlo sin recurrir a la violencia? Pues: "sonando la lata". Es una forma de prevenir y calmar los ánimos: tanto de los alborotados como de los alborotadores)...

Hasta aquí, he tratado de presentar una visión (imposible cubrir todos los innumerables beneficios que nos heredó), de quien en lo personal, fue mi maestro en la facultad, en la política y en la vida.  (FIN)





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