“Todos para uno y…”

Multiplicar esfuerzos tienen por hacerse entre el Instituto Nacional Electoral aparejado con los órganos públicos Electorales de los 32 estados del país

Multiplicar esfuerzos tienen por hacerse entre el Instituto Nacional Electoral aparejado con los órganos públicos Electorales de los 32 estados del país con elecciones concurrentes previstas el próximo el 6 de junio de 2021, para renovar presidencias municipales y/o diputados a congresos locales; además de 15 gubernaturas y los 500 legisladores federales. El objetivo a lograr ha sido el de siempre: “Participación Ciudadana”.

Analizado el fondo de la forma los resultados de las votaciones concurrentes celebradas el 18 de octubre, en Coahuila para renovar congreso y en Hidalgo igual sus 84 presidencias municipales, el porcentaje con que se eligieron esos cargos populares no paso del 39 por ciento en el primero de los casos y 50 por ciento en el segundo, de manera preliminar.

Una voluntad popular muy pobre contrastante con el pico en “semáforo rojo” de abstencionismo que hubo no son como para asumirse como los triunfadores en quienes se llevaron las 16 diputaciones de mayoría relativa por los lares de la comarca lagunera en alcaldías en donde yergue como capital la bella airosa. Por el contrario, es un asunto preocupante aun en tiempos de pandemia.

Pretextos algunos que se quieran argumentar en el contexto de que la voluntad popular decidió aun así haya sido por un voto no tiene justificación alguna, en donde mucha de la carga de legitimación la tienen los contendientes y el contexto de una precedente campaña de propuesta o bien juego sucio. 

Contrastante que el Estado de Tabasco destaque Jonuta, uno de los municipios con grandes rezagos sociales destaque entre las demarcaciones del país con más alta participación ciudadana con un 84 por ciento promedio de su listado nominal mientras que Centro, que concentra una tercera parte de la población registre 45 puntos porcentuales cuando mucho en el estadístico histórico, caracterizado por el abstencionismo.  

Podrán argumentarse que la calificación de la elección les corrobora como los ganadores en sus correspondientes comicios, pero en el detalle de la votación por sección y demarcación distrital o bien municipal quedan en el entredicho. La fortaleza o flacidez del músculo de los partidos y sus candidatos.

Analizado el entramado de la Estrategia Nacional de Educación Cívica 2017-2023 que un colectivo de especialistas en el tema llevó a cabo, entre estos los ex consejeros Mauricio Merino y Jacqueline Peschard, por encargo del Instituto nacional Electoral, no se cumplió con el propósito de las líneas de trabajo que desembocarían en una tumultuosa participación ciudadana.

En las tres escalas de medición efectiva para convocar al voto: Verdad, Diálogo y Exigencia por los cuales se impulsó el activismo a todo el Sistema Nacional de Elecciones, con la rectoría del INE en los 32 estados, en lo correspondiente a la voluntad popular manifestada en las urnas se quedó a deber y mucho. Un desafío para las macro elecciones del año próximo.

Podrá haber una campaña intensa institucional desde los organismos electorales en lo concerniente a la convocatoria de participación ciudadana plasmada en el ejercicio del voto, pero también tiene su corresponsabilidad la competitividad además de credibilidad de los partidos políticos y los candidatos que abanderen, sin olvidar la congruencia de los compromisos condensados en sus plataformas electorales con las demandas de bien común de los votantes.

Las elecciones del próximo año no es cuestión menor, se trata del evento cívico más grande de que se tenga memoria porque las 32 entidades federativas renovarán constitucionalmente a sus autoridades de gobierno, que, aunado a las diputaciones, locales y federales, las municipalidades, y 15 gubernaturas se integran a una cantidad superior a los 29 mil cargos populares que hay en competencia.

La correlación de la geopolítica cogobernante es demasiado tentadora como para quedarse con la mayor proporción del mismo para ser el dominante. Sería una elección regida por el pragmatismo de los competidores, olvidados de la afinidad ideológica.

La calidad de la democracia está frente al desafío de convocar a que los 91 millones 314 mil 935 Ciudadanos en Lista Nominal del INE, registrados con corte al 9 de octubre de 2020, a que asuman la dicotomía del derecho y la obligación por concurrir a su correspondiente urna para elegir votar a los candidatos que sean afines en sus compromisos con las demanda por gestionar sus intereses de concretar el bienestar, plasmado en el artículo cuatro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

La función pública del Sistema Nacional Electoral de organizar las votaciones mediante las cuales se renuevan periódicamente a las autoridades de gobierno, ejecutivas y legislativas, es promover la participación ciudadana, en laque mucho tienen que ver también los partidos políticos y sus candidatos, en pro de lograr una legitimación en proporción a la votación y no de quienes se abstienen por un nulo convencimiento en sus compromisos.

La legitimidad se fundamenta en la calidad de la democracia, en el trabajo institucional de los órganos electo0rales y los partidos políticos por incentivar la participación ciudadana y no inhibirla en la sinrazón de un juego sucio que incita al abstencionismo, en detrimento de sí mismos.  En la corresponsabilidad de que haya una sólida voluntad popular trata de un trabajo de equipo. Lo contario lleva al fracaso de todos.

Bitácora

El futuro del mando en México también está atado a las elecciones de los Estados Unidos de América, donde no hay opciones convincentes en el candidato republicano, en ejercicio presidencial, y el demócrata.

eduhdez@yahoo.com