Tragedia en la escolaridad: Todos quieren regresar, pero no se podrá jugar a la pelota

La vuelta a la normalidad parece complicarse todos los días. Hay rebrotes de la Covid 19 por todos lados de este cada vez más inhóspito planeta

La vuelta a la normalidad parece complicarse todos los días. Hay rebrotes de la Covid 19 por todos lados de este cada vez más inhóspito planeta. El último y más preocupante precisamente en el mismísimo origen del problema: En China, en Pekín, para ser más exactos. En este panorama desangelado y desorientador no parece garantizado el que apelar a la sensatez y responsabilidad de los ciudadanos sea suficiente como para depositar toda la confianza en la población que por otra parte desea ya salir a la calle a recuperar sus actividades de siempre, Como nunca se reivindica la rutina. Vivir lo que hasta ahora considerábamos aburrido de las cosas cotidianas es hoy en día una de las mayores aventuras que todos deseamos experimentar de nuevo. Volver a la escuela ya no es un martirio para los alumnos que se inventaban todo tipo de imaginativas escusas para evitar las aulas aunque fuera por unos días. Los muchachos y muchachas están deseando regresar a sentarse al lado de sus compañeros y sufrir las que hasta hace muy poco consideraban tediosas explicaciones de su profesor o profesora. En  este escenario uno de las responsabilidades que son más complicadas son las que soportan los responsables educativos que tienen que regular la vuelta al curso escolar con mucha imaginación y muy pocos medios, menos aún de los que ya tenían que de por si siempre son insuficientes. A nadie del gobierno le gustaría estar en el lugar de la secretaria del sector, Egla Cornelio, de la que se espera que emita la nueva regulación de cómo va a estar la cosa para relanzar el sistema educativo y en que va a consistir el plan de choque. Reconstruir la actividad en los colegios públicos va a requerir de mucho dinero y de algo que no se tiene y que es muy difícil de obtener: De espacios. En la actualidad la mayoría de los grupos tienen más de 40 alumnos por clase y eso necesariamente tendrá que disminuirse a la mitad por lo menos y la pregunta es en donde meter a esos educandos. Se ocuparán espacios deportivos y comedores, salas de eventos e incluso espacios a cielo abierto para reducir la concentración de personas y con ello evitar el contagio. Todos los alumnos vayan al colegio tendrán que respetar que se rebaje la distancia de seguridad de dos metros a 1,5 para los mayores y ninguna para los pequeños; y que no se relaje la obligatoriedad de llevar mascarillas. Necesariamente habrá un equipo Covid-19 en cada centro educativo, posiblemente formado por la dirección, uno o varios miembros del equipo docente, un miembro del servicio de limpieza y representación de las familias y el alumnado, que garantice el cumplimiento de los principios básicos de prevención. Y lo peor: que no se podrá jugar a la pelota. El juego estará perfectamente pautado y dividido, Se debe organizar el tiempo de recreo y patio, aumentando los turnos y debiendo prevalecer el criterio de que salgan los grupos de convivencia estables, de manera que no coincidan en la misma hora y espacio alumnos de grupos diferentes, para procurar minimizar la interacción entre grupos. Y preparar un plan para un posible rebrote de la epidemia. A nadie que tenga a uno o varios de sus hijos estudiando en escuelas públicas se le escapa lo complicado de estas medidas cuando no imposible.