OPINIÓN

LA CARTA DE VICTOR HUGO A JUÁREZ
02/09/2022

Al llegar a la ciudad de México el filibustero Maximiliano mal llamado emperador

Al llegar a la ciudad de México el filibustero Maximiliano mal llamado emperador, que nunca lo fue, pues Juárez era Presidente, pisando las alfombras tendidas por el apátrida clero mexicano, firmó el 3 de octubre de 1865 el más conocido como “Decreto Negro”, en el que ordenaba que cualquier patriota que cayera en manos de las tropas invasoras o de los traidores reaccionarios,  fuera fusilado de inmediato. Este decreto fue publicado en el número 228 del Diario del Imperio el 8 de octubre de 1865.

Y en base a esta orden, a este Decreto, miles de defensores de la patria fueron vilmente asesinados, no sabemos cuántos, pero curiosamente, este mismo Decreto Negro fue la base para la sentencia de muerte del filibustero, que a cambio de los mexicanos asesinados, sí fue sometido a un juicio en el que tuvo como defensores a los mejores abogados de la época, entre ellos Vicente Riva Palacio y Martínez de la Torre, defensa que no tuvieron los infortunados defensores de la República.

Y transcribo un extracto de una larga carta  fechada el 20 de junio de 1867 que el gran Víctor Hugo le envía a Juárez, en la que al final le pide el perdón del usurpador, cuando este ya había sido ejecutado el día 19, un día antes de que la escribiera.

“Juárez: Usted ha igualado a John Brown. La América actual tiene dos héroes, John Brown y usted. John Brown por quien la esclavitud ha muerto; usted, por quien la libertad vive. México se ha salvado por un principio y por un hombre. El principio es la República, el hombre, es usted…… Toda usurpación empieza por Puebla y termina por Querétaro……. el mundo vio este espectáculo: por un lado, un ejército, el más aguerrido de Europa …todo el dinero de Francia, …. artillería y municiones formidables. Del otro lado, Juárez.

“Por un lado, dos imperios; por otro, un hombre. Un hombre con otro puñado de hombres. Un hombre perseguido de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo,  en la mira de los infames fusiles de los consejos de guerra, acosado, errante, (…) Teniendo por generales algunos desesperados, por soldados algunos harapientos. Sin dinero, sin pan, sin pólvora, sin cañones. Aquí la usurpación, llamada legitimidad, allá el derecho, llamado bandido. La usurpación,  aplaudida por los obispos (…) El derecho, solo y desnudo. Usted, el derecho, aceptó el combate. La batalla de uno contra todos duró cinco años. …. Usted llevó a cabo una guerra de gigantes, combatiendo a golpes de montaña.

“Y un día, después de cinco años de humo, de polvo, y de ceguera, la nube se disipó y vimos a los dos imperios caer, no más monarquía, no más ejército, nada sino la enormidad de la usurpación en ruinas, y sobre estos escombros, un hombre de pie, Juárez, y, al lado de este hombre, la libertad. Usted hizo tal cosa, Juárez, y es grande. Víctor Hugo,  Hauteville House, a 20 junio de 1867.”




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