¿Y la buena vecindad?

¿Y la buena vecindad?

Resulta inverosímil que aun en los tiempos del internet, en México no contemos con una norma que contribuya a dar un mejor sentido a la buena vecindad. Es evidente que las relaciones entre personas siempre resultan complicadas y no se diga de aquella en la que tenemos que lidiar y compartir zonas de convivencia con vecinos de diferentes formaciones, maneras de pensar o conductas que rompen con las buenas costumbres, donde anteponen el interés particular sobre el beneficio común.   

En Tabasco y en la ciudad capital, así como en los barrios o colonias, frecuentemente escuchamos de problemas que se presentan y queremos atenderlos con reglamentos particulares. El alto volumen de bocinas en comercios, claxon de automóviles, fiestas particulares, vendedores en vehículos con altavoces, sacar la basura a parques y banqueta de los vecinos provocando malos olores, reguero de la misma, suciedad de mascotas que andan sueltos, tapadera de drenajes pluviales y atascamiento de drenajes, etc. Muchos son los problemas que desbaratan la buena vecindad y, en algunos casos terminan en puerta de la autoridad. Un desgaste innecesario.

¿Por qué señalo lo anterior? Resulta que cuando expuse un problema que se da frecuentemente con la basura, la respuesta inmediata, era atacar con otro asunto, como si se tratara de no perder el debate, un debate inexistente, al grado de que la idea de resolver el problema lo agravaba, porque otros aprovechan el tema para continuar con las malas prácticas, no se dan cuenta que sólo denotan no estar preparados para vivir en sociedad.

Después de investigar la existencia de alguna ley o norma en el país sobre la buena vecindad, pude percatarme de que no lo hay. Sólo en el caso del estado de Morelos, el Art. 1009 del Código Civil, señala sobre el deslinde y restricciones por la colindancia y, el Código Civil Federal, en sus artículos 837, 839 y 842, donde señalan que el propietario o inquilino de un predio tienen derecho de ejercer la acción que proceda para impedir que, por el mal uso de la propiedad del vecino, se perjudiquen la seguridad, el sosiego o la salud de los habitantes del predio; y sobre la servidumbre de paso.

Por lo anterior, expongo a los integrantes de la LXIV legislatura del Congreso Local se trabaje en una propuesta modelo de “Normas para el ejercicio de la buena vecindad en el estado”, a efecto de resolver algunos problemas que no debieran ocurrir y que están sucediendo cotidianamente en la entidad.

La política de la buena vecindad no es una ocurrencia, fue una iniciativa política creada y presentada por la administración del gobierno estadounidense presidido por Franklin D. Roosevelt en el marco de la VII Conferencia Panamericana en diciembre de 1933 en lo referente a sus relaciones con América Latina durante los años 1933-1945. En ese entonces la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos fue moderándose.

Buscaba particularmente la solidaridad hemisférica contra amenazas exteriores, en especial de las potencias del eje durante la Segunda Guerra Mundial; por lo tanto, esta política influyó en que todas las naciones latinoamericanas apoyaran a Estados Unidos en dicho conflicto bélico.

La comunicación entre vecinos es la mejor alternativa en la búsqueda de soluciones a problemas comunes. Valerse de la mala actuación de otro para esconder su interés personal, es mostrar una falta de adaptabilidad a vivir en sociedad. Practiquemos la buena vecindad que muchos de nuestros problemas de convivencia e inseguridad  serán mitigados.