"Yo tengo patria antes que partido": Miguel Negrete
01/07/2020
Los conservadores de hoy, obnubilados por el odio y la frustración, atacan al Presidente con toda suerte de falsedades e infamias. Quieren el fracaso del gobierno, aun cuando México se hunda, y ellos mismos con México. Con la pandemia, como zopilotes solo ven muertos e incineraciones.
No reconocen que se recibió un sistema de salud totalmente desmantelado, que hubo que terminar hospitales y equiparlos, y que se logró la proeza de contratar 50,000 trabajadores de la salud Y CAPACITARLOS, gracias a lo cual la ocupación de camas y ventiladores es de solo el 50% a nivel nacional. En México no ha fallecido nadie por falta de cama y ventilador, como sí ha sucedido en Europa y en Estados Unidos.
Cometen la infamia de agraviar a su esposa, una señora que ha declarado que en México no hay Primera Dama, que no acepta cargos ni candidaturas. Se han atrevido también a difamar a su primera esposa fallecida. Su vileza no tiene límites.
Quiero que vean el ejemplo de un militar conservador, que pronunció y llevó a los hechos esta hermosa frase: “yo tengo Patria antes que partido”.
Aquel mayo de 1862, negros nubarrones amenazaban Puebla y la misma existencia de la República. Chusmas de conservadores con leva realizada por el clero, siempre antinacional, se asentaban, hostigaban en Atlixco, Matamoros y otras poblaciones aledañas. El ilustre General Ignacio Zaragoza llega a una Puebla encerrada, que ni agua daba a nuestras tropas, según palabras del propio Zaragoza. La suerte parecía estar echada.
Los invasores franceses se sentían fuertemente apoyados por la quinta columna de conservadores traidores y la manifiesta colaboración de una iglesia adoctrinadora en la ignorancia y el fanatismo. Dentro de este negro panorama, surge la figura de Miguel Negrete, que con sus tropas se pone a las órdenes de Zaragoza, declarando “Yo tengo Patria antes que partido”
En las condiciones más adversas, ante una población fanática y promotora de la invasión, rodeado de gavillas que merodeaban y estaban al servicio de los filibusteros, Zaragoza planea la defensa de la Patria ante el que en aquel entonces tenía la fama de ser el más aguerrido y mejor armado ejército del mundo.
Como dice Bastar Sasso en memorable poema lapidario: “La malinche dejó su herencia de traiciones, pero a la vez hay Juárez, para los Miramones”. No solo el bello ejemplo de Miguel Negrete que abandona a los conservadores, los heroicos Zacapoaxtlas, también nos dieron la memorable lección de bravura y patriotismo.
Los franceses atacan con más de 4000 hombres y artillería el fuerte de Guadalupe, y son batidos y forzados a retirarse, con 304 heridos dejando en la batalla 172 muertos y 35 prisioneros. Las tropas mexicanas, cubiertas de gloria, solo sufren 83 muertos, 132 heridos y 12 desaparecidos.
Un año después, muerto Zaragoza a consecuencia de una enfermedad, los franceses entran a Puebla recibidos en la entrada con alfombras rojas tendidas por el clero; el mismo clero que quince años antes, en 1847, promovió y apoyó la invasión norteamericana. Y en la catedral poblana planeó y negocio con el Gral Winfield Scott, comandante invasor, durante tres meses, junio, julio y agosto de aquel fatídico 1847, la leva de los batallones de traidores fanáticos, que acompañaron a los norteamericanos en las batallas del Valle de México, la toma de nuestra capital y la consumación del despojo de que fuimos víctimas.
Si bien Puebla no reúne todos los requisitos para llamarse “heroica”, también tenemos que reconocer que allí actuaron hombres de la talla de Miguel Negrete, y que allí se gestó la hazaña de nuestros valientes zacapoaxtlas.
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