"Tendremos que reinventarnos": presidente del Colsan, David E. Vázquez Salguero

En plática telefónica con Presente nos cuenta cómo San Luis Potosí está clasificado en la actual pandemia en semáforo rojo, de alto riesgo. También allí, como en varias partes del país, algunas personas no asumen con seriedad las medidas de confinamiento y sana distancia. Hay quienes quizá no creen en la gravedad, o porque sus condiciones personales no les permiten quedarse en casa.

Por supuesto que lo que sucede en San Luis Potosí, un estado con poco más de 2 millones 700 mil habitantes, no se compara con lo que ocurre en Tabasco. Allí tenían a principios de esta semana 699 casos y 43 defunciones. Sin embargo, hay preocupación por un repunte de contagios.

RESPONDER A LA CRISIS

“Afortunadamente –dice Vázquez Salguero- no hay ningún contagio en la comunidad del Colegio de San Luis. Desde el 3 de marzo que vimos cómo podía complicarse la situación implementamos medidas, nos adelantamos al gobierno federal. Estamos así reconvirtiendo cosas, con video conferencias, con trabajos desde casa”.

Tras señalar que han tenido que enfrentar un fuerte recorte financiero y agradecer la intermediación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para tratar de salvar el año, comenta: “También hay buenas noticias. Nuestro posgrado en Historia fue bien evaluado por Conacyt y subió de nivel de creciente creación a desarrollo; tenemos a nuevos alumnos premiados, los investigadores están produciendo muy bueno materiales. Esta crisis no nos ha detenido”.

Relata que para el Colsan ha sido un reto adaptarse, no cancelar actividades; hay quienes –señala- como el Instituto de Cultura de San Luis han sido muy creativos. Es una buena oportunidad para llegar a otros públicos y reorganizar la forma de trabajo. Ahora “es importante pensar qué vamos a hacer cuando tengamos la otra condición posterior a la pandemia, porque el contacto físico se traduce en un valor agregado, en cohesión social”. 

Para Vázquez Salguero todas las actividades requerirán un replanteamiento. Menciona –por su especialidad- el caso de la investigación en antropología: “hay que repensar nuestro ejercicio, la forma de comunicación y de relaciones de las personas; exige mucho cercanía de las personas y probablemente cuando regresemos a la nueva normalidad no vamos a poder salir al campo tan rápido”. 

“Me acordé –comenta- de la época clásica cuando los investigadores se iban a las comunidades rurales y con los grupos indígenas, regresaban con paludismo, con cólera. O, también, ellos eran portadores de contagios. Hay que volver a reorganizar la salud, nuestras relaciones”.

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