A los pies del inerte cuerpo de su amo, quedó echado ‘Galleta’, en espera de que Ernesto --a quien siempre acompañaba-- se levantara y lo acariciara como de costumbre cuando se sentaban a comer a orillas del río Carrizal, tras permanecer varias horas en el sol pidiendo dinero en el crucero de la Prolongación de Paseo Usumacinta y Periférico de la ciudad.

Ernesto, de 25 años de edad, se encontraba en situación de calle y enfermo de tuberculosis; en últimos días había presentado varios cuadros críticos debido a su estado de salud. Pese a los apoyos, se negó a ser llevado a un hospital para que le dieran la atención que requería, mientras que ‘Galleta’ su fiel perro, siempre permanecía a su lado acompañándolo.

Su estado clínico presentó complicaciones asociadas con las condiciones de vida que llevaba, por lo que agitado y presintiendo la muerte, caminó del crucero hasta llegar a un sillón que había debajo de un árbol a la orilla del río Carrizal, en donde en compañía de otras personas en la misma situación pergnotaban, durante la noche.

Ernesto se acomodó en el sillón, donde dio su último suspiro bajo el asombro de sus amigos de crucero, quienes al ver que ya se encontraba sin vida le colocaron una camisa para tapar su rostro, intentaron apartar a ‘Galleta’, pero regresó a los pies de su amo esperando sus caricias.