Cada 2 de octubre, México se enfrenta a su pasado. La masacre de Tlatelolco en 1968 no es solo un evento histórico, sino una herida abierta en la memoria colectiva del país. Este año, al conmemorar un aniversario más, es crucial reflexionar sobre cómo las universidades mexicanas, como centros de pensamiento y acción, deben abordar este legado en el contexto actual.

Las universidades han sido tradicionalmente guardianes de la memoria histórica. En el caso del 2 de octubre, se debe manifestar en foros, conferencias y actividades conmemorativas que busquen mantener viva la reflexión sobre las causas y consecuencias de la masacre.

Es importante destacar cómo estas actividades no solo recuerdan el pasado, sino que también fomentan el análisis crítico entre los estudiantes.

Los estudiantes de hoy no vivieron el 68, pero están influenciados por su legado. Su visión, a menudo mediada por la tecnología y las redes sociales, aporta nuevas perspectivas sobre la justicia, la participación ciudadana y la memoria histórica.

Las universidades deben ser espacios donde estas nuevas voces sean escuchadas y donde se promueva un diálogo intergeneracional.

Las universidades enfrentan hoy desafíos como la polarización política, la desinformación y la violencia. En este contexto, la memoria del 2 de octubre puede servir como un recordatorio de la importancia de la defensa de los derechos humanos, la libertad de expresión y el pensamiento crítico.

Es fundamental que las universidades promuevan una cultura de paz y respeto, donde se condene la violencia y se valore el diálogo como herramienta para la resolución de conflictos.

Las herramientas digitales ofrecen nuevas formas de difundir la memoria del 2 de octubre. Desde documentales interactivos hasta proyectos de realidad virtual, la tecnología puede acercar este evento histórico a las nuevas generaciones de una manera innovadora y atractiva.

Sin embargo, es crucial garantizar que estas herramientas se utilicen de manera responsable y que se combata la desinformación que pueda surgir en línea.

El 2 de octubre sigue siendo un llamado a la reflexión y a la acción. Las universidades mexicanas tienen la responsabilidad de mantener viva la memoria de Tlatelolco, adaptándola a los desafíos y oportunidades del siglo XXI. Al hacerlo, contribuyen a la formación de ciudadanos críticos, comprometidos con la construcción de un México más justo y democrático.