Alianzas: el PRI, espera una ruptura en Morena; prevén choque de grupos

*Ricardo Monreal y John Ackerman, protagonistas de polémica *No convence al tricolor coalición con el PAN; está en desventaja

SERÍA criminal apostarle al fracaso del gobierno en la lucha contra el coronavirus COVID-19 para obtener ventajas electorales; de la misma forma que también lo sería si desde el oficialismo se buscara lucrar políticamente con esta tragedia. El esfuerzo conjunto y planificado tiene que buscar reducir el número de víctimas. Sin embargo, los tiempos de la competencia electoral se avecinan.

Los estrategas del PRI y PAN –se supone que los hay- se frotan las manos al observar el adelanto de un casi inevitable choque entre las diversas corrientes y grupos de Morena, el partido en el poder. Sucedió ya en la pugna por la dirigencia nacional, que finalmente se encaminó al desplazamiento de Yeidckol Polevnsky y la instalación del interinato de Alfonso Ramírez Cuéllar; una lucha en la que no fueron ajenos el senador Ricardo Monreal y el diputado Mario Delgado.

EL TRICOLOR, A LA PEPENA

TRAS la denuncia penal anunciada contra Polevnsky, esta semana asomó otra cara del conflicto: la postergada pugna de Ricardo Monreal con otro sector de Morena, esta vez en la persona de John Ackerman, ideólogo de un ala morenista y esposo de la poderosa secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.

Un grupo interesado en esta pugna está en el PRI, que espera obtener dividendos de una eventual ruptura o distanciamiento entre las corrientes morenistas. El tricolor ha buscado mantenerse un poco al margen de las alianzas que construyen PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, aunque no descartan un eventual frente anti AMLO para el 2021; pero también una salida para este partido es atizar la confrontación interna del partido en el poder.

Recordemos que en el 2018, la coalición electoral que encabezó el PRI quedó en un lejano tercer sitio con sólo 16.41% de los votos; más abajo todavía que con Roberto Madrazo en 2006 (votos 22.03%). El aliado histórico del tricolor, el Partido Verde, sólo aportó 1.86% de los sufragios y el Panal sólo el 0.99%. Ahora, los Verdes se subieron al tren de Morena y el Panal no tiene registro.

El partido que representa el campechano Alejandro Moreno carece por ahora de la válvula del PVEM y un grupo de sus disidentes participan en las negociaciones entre el PRD y el PAN.

López Obrador descobijó a un Bloque Opositor que podría reunir al PRI, PAN, PRD y PMC. En el 2018, la coalición PAN-PRD-PMC apenas consiguió un 22.28 de los votos, en tanto que la coalición PRI-PVEM-Panal únicamente el 16.41%. Sumados estos seis partidos todavía quedaban abajo del 44.49% de Morena-AMLO, sin sus pequeños aliados.

¿Qué posibilidades le quedan al PRI sin un frente común con el PAN? Me parece que sus cálculos en un principio apuntan a cosechar una esperada –por ellos- ruptura en Morena, movimiento que aún no ha logrado consolidarse como partido. Tienen que remar en contra del todavía sólido liderazgo de López Obrador (aunque el llamado “círculo rojo” le esté regateando reconocimiento).

ALERTA CON LOS RIESGOS

ESTABLECER un equilibrio entre la necesidad de reapertura de las actividades económicas y el combate a la actual epidemia es sumamente complejo. Un enorme sector de la población no pudo mantener el confinamiento porque vive al día y no pocos se convirtieron en foco de contagios. Le decía en una colaboración anterior que especialistas del grupo “Resolve To Save Lives” (RTSL), identificó 18 objetivos antes de reanudar actividades.

Jesús Madievilla publicó en el diario digital “Redacción Médica” (05/04/2020), una síntesis de las conclusiones de los especialistas en el documento “Cuándo y cómo reabrir después del COVID-19”. Mencioné ya las condiciones en el ámbito epidémico; le comparto ahora algunas referidas a la asistencia sanitaria y en salud pública.

Para poder reabrir algunas actividades, recomiendan que en el ámbito de la asistencia sanitaria se tenga: capacidad, incluido el personal, para duplicar el número de pacientes tratados en unidades de cuidados intensivos respecto al censo actual; capacidad, incluido el personal, para detectar el mayor número de pacientes sintomáticos de forma segura (por ejemplo, carpas al aire libre, o test desde los automóviles).

También: equipos de protección individual (EPI) suficientes para todos los trabajadores de la salud, incluso si los casos se duplican; mascarillas suficientes para todos los pacientes; más altas que ingresos hospitalarios por COVID-19. Asimismo, garantizar la capacidad de asistencia sanitaria de los servicios salud, incluso mediante la expansión de la telemedicina para casos de coronavirus.

En lo que se refiere a la Salud Pública el grupo RTSL recomienda la reapertura paulatina cuando todos los pacientes de COVID-19 hayan sido vistos por un profesional y que en los casos de un positivo se pueda rastrear el 90 por ciento de contactos, entre otros.

También es fundamental, señalan, que exista suficiente desinfectante de manos ubicadas estratégicamente en los edificios, incluidos lugares de trabajo.

Una medida fundamental es que existan locales para para instalar a las personas infectadas no hospitalizadas y que no se pueden aislarse de manera segura en su hogar. Algo muy común en México y sobre todo en Tabasco, por las condiciones de hacinamiento.

No parece fuera de sitio una sugerencia –que no viene en el estudio pero que nos la han planteado los lectores-, para que las instituciones oficiales y grupos empresariales de manera gratuita pongan al alcance de la gente cubrebocas con instructivos de sana distancia. Todo lo que sea para cortar los contagios.

AL MARGEN

ES MOMENTO de instalar en todos los gobiernos una unidad de gestión de riesgos. (vmsamano@hotmail.com)