Altar Mayor

¿Pero qué necesidad?

Interesantes las declaraciones del senador César Cravioto, vocero morenista, cuando expresa textualmente: “estamos preocupados por las últimas decisiones totalmente arbitrarias, que se han dado en la Suprema Corte de Justicia”.

Afirmó que “un ministro detuvo con absoluta discrecionalidad todo el plan “B en materia electoral, tomando como base una resolución del Instituto Nacional Electoral”.

Asimismo, dejó entrever, sin ser explícito, lo que pareciera temor al señalar: “Creemos que quieren seguir esa misma ruta para las veinte iniciativas que aprobamos en Cámara de Diputados y en Cámara de Senadores al final del periodo ordinario de sesiones”.

Y recomendó: “la Suprema Corte debe tener una actuación imparcial no parcial y menos ideologizada”.

“Deben de ver (los ministros) escrupulosamente que se le haya dado un trato constitucional a todo el procedimiento y de acuerdo a nuestras leyes y a nuestros reglamentos tanto de Cámara de Diputados, como de la Cámara de Senadores; que nosotros seguimos afirmando que todo el procedimiento que se hizo en las dos cámaras fue apegado justamente a las normas que nosotros mismos nos hemos dado”, subrayó además.

Pero mire usted, amable lector, en principio al referirse a la preocupación que hay en la bancada morenista “por las últimas decisiones totalmente arbitrarias, que se han dado en la SCJN”, el citado Senador debió ser más claro precisando en qué consistieron esas arbitrariedades aludidas.

En lo que respecta a que un ministro detuvo todo el plan B en materia electoral, con base a una resolución del INE, sucede lo mismo al no expresar con claridad a cuál resolución se refiere.

Y en cuanto al señalamiento de que (los ministros) van a seguir la misma ruta con las 20 iniciativas a que hace mención, parecería estar curándose en salud o anunciar una derrota anticipada.

Sin embargo, salvo mejor opinión, lo que realmente ocurre por el resultado de las últimas resoluciones de la SCJN es simplemente el hecho de que los ministros están siendo, precisamente como lo señala el Senador Cravioto, sumamente escrupulosos, rigurosamente exhaustivos, en el análisis de los asuntos que están llegando a su conocimiento.

Particularmente, en lo inherente al tema de la reforma en materia electoral, por su singular importancia al estar íntimamente ligada con el derecho humano de la ciudadanía para participar, mediante su voto en los procesos electorales que están en curso y los que están por venir.

Aunque eso no debiera ser motivo de preocupaciones ni para el Senador Cravioto, ni para nadie, pues la labor de los ministros consiste exactamente en lo que él señala, pronunciarse en torno a si todo el procedimiento legislativo, se hizo apegado --como indica el citado legislador-- perfectamente a las normas legales.

Por eso, me resulta muy interesante lo declarado por el Senador Cravioto aunque dadas las expresiones usadas pareciera ser que suenan más a ese estilo de “politiquería” que con bastante frecuencia reprueba el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Pero bueno, ante la preocupación del Senador Cravioto y otro más, por las resoluciones de la Corte, no estaría demás reflexionar que esa preocupación debiera enfocarse mejor al análisis de ese genuino sentir de buena parte de la sociedad pública respecto a que dichos asuntos tan relevantes como es el relacionado a la materia electoral, no se están discutiendo con diálogo y civilidad política. Y sobre todo cuidando el proceso legislativo. Cuestión de formas.

Da la impresión que esos temas tan importantes para la sociedad mexicana se quieren resolver a gritos y sombrerazos y como ejemplo basta ver todo el sainete que se armó en la sesión del senado el pasado 28 de abril, que incluso obligó a cambiar la sede para poder terminar la sesión de ese día, con las consecuencias ya vistas en las últimas resoluciones del máximo tribunal. Tampoco la oposición canta mal las rancheras.

Y ante ese escenario, hay quienes también se preguntan ¿pero qué necesidad? (altar_mayor@yahoo.com.-mx)