Bastar Sasso y su ejemplo en el periodismo; acudir a valores concretos y promoverlos
Fue director de “Redención” garridista y fundador de “El Censor”
EL TABASQUEÑO José María Bastar Sasso, cuyo aniversario luctuoso número 37 fue conmemorado el 12 de marzo, es ampliamente reconocido como poeta; sin embargo, dejó un importante legado como periodista, oficio que comenzó a ejercer en 1919, cuando apenas tenía 23 años de edad. En esta colaboración sabatina quisiera referirme al reciente homenaje que le organizó la universidad estatal (UJAT) y la familia Bastar Mérito.
Por segunda ocasión tuve el honor de ser invitado a platicar sobre Chema Bastar, como lo conocían afectuosamente. En el acto realizado en el antiguo Instituto Juárez, también participaron Cosme Zurita Castellanos, quien se refirió a la vertiente popular y musical de la poesía de apreciado escritor, en tanto que Vicente Cuba Herrera desarrolló una ponencia sobre el soneto, esa difícil construcción literaria en la que destacó Bastar Sasso.
A este columnista correspondió hablar de la intensa y extensa labor periodística de quien fundó y dirigió en Tabasco el semanario “El Censor” (1941-1962), y que también estuvo al frente del impreso “Redención”, órgano de difusión del Partido Radical Socialista y portavoz del movimiento encabezado por Tomás Garrido Canabal garridismo.
IDENTIDAD, COMUNIDAD
AHORA que se habla tanto de la recuperación de valores, del fortalecimiento de la identidad y del sentido de comunidad –comenté a la audiencia-, me parece que esto no debe ser en abstracto.
Hay ejemplos concretos que debemos recuperar y justipreciar, como es el de José María Bastar Sasso. Un personaje que se distinguió por su cultura, su patriotismo, su amor al pueblo y a su terruño, su lealtad y claridad. Estas y más virtudes las aplicó para apoyar lo que consideró serviría al progreso humano.
La vez anterior que tuve oportunidad de participar en el homenaje a Bastar Sasso fue en 2014. Entonces hablé de su poesía de compromiso social, de su latinoamericanismo y su antimperialismo. Aunque es imposible separar al periodista del poeta, busqué centrarme en su experiencia como editor y redactor.
Mencioné que Bastar Sasso nos demuestra que un buen periodista debe ser un buen escritor, pero también que un buen literato se nutre mejor de la disciplina periodística. Qué más atinado ejemplo del homenajeado que escribir bien, leer bien, nos ayuda a pensar bien.
Fue un autodidacta, se inició en el periodismo en el diario El Universal, fundado por otro tabasqueño ilustre, don Félix Fulgencio Palavicini. En Córdova, Veracruz, fundó el periódico El Censor; en Villahermosa la revista cultural “Mexures” y en la Ciudad de México la revista “Comarca”.
Ya como editor, en 1941 fundó en Tabasco El Censor, cuyo primer número se publicó el 5 de enero de ese año. Este impreso –generalmente de cuatro páginas- se mantuvo en circulación hasta 1962. Me enfoqué a referirme a su labor en este semanario, en el que colaboraron como administradores sus hijos, los hermanos Bastar Mérito.
UNA DIFICIL VOCACIÓN
PRECISAMENTE gracias a ellos tuve acceso a los ejemplares del impreso y esta experiencia me corroboró algo que he sostenido: se dice que no hay nada más efímero que el periódico de ayer, que es un producto que se pudre más rápido que los jitomates. Pero opino que puede ser distinto y Bastar Sasso nos demostró que un periodismo bien escrito, con profundidad y oficio, puede trascender a su tiempo.
Fue un semanario bien redactado. Se convirtió en un muestrario de inteligencia, información, crítica, independencia, y picardía. Tuvo este periódico, El Censor, una columna titulada “Censura Criolla”, que fue iniciada por Bastar Sasso en El Hijo del Garabato y que se convirtió en insignia del nuevo impreso. “Censura Criolla” era firmada con el seudónimo de Sopla Candil y cumplía lo que el escritor consideraba un reflejo del alma del tabasqueño.
Decía Chema Bastar: El “choco siempre risueño, irónico, hiriente, pícaramente ingenioso”, decía, y explicaba que “por eso El Censor, para llegar al fondo de nuestra alma, creía inevitable la bomba, el chascarrillo grueso, el epigrama”.
En junio de 1943, José María Bastar Sasso, con el seudónimo de Sopla Candil advertía que “no hay nada más difícil, que ser un periodista imparcial, en la provincia. Dígalo si no, la politiquería reinante en Tabasco”. Aquí, se quejaba: “si la ensartas pierdes, y si no también. Pues (entonces) a ensartar a todo mundo”.
Mucho se podría decir sobre El Censor, este periódico de Don Chema Bastar que se publicó durante más de 20 años. Ojalá que una iniciativa editorial se proponga recuperar algunos de los textos periodísticos del escritor –los que firmó con su nombre y los de seudónimo- para acercar a los lectores una prosa donde la profundidad, la reflexión y el humor fueron constantes. Hasta aquí parte de lo que expuse ante quienes acudieron a la velada en recuerdo de Bastar Sasso.
AL MARGEN
LLEGAMOS al punto en que se pone a prueba la cordura. El mundo se sacude por la expansión del coronavirus COVID-19. Nuestro vecino, Estados Unidos, fue declarado en emergencia nacional; el contagio saltó el océano y cada vez hay más casos en el continente americano. Es también un pretexto para Donald Trump en su obsesión por cerrar las fronteras. Hay países que ya atendieron exitosamente este nuevo desafío sanitario; China y Corea del Sur, por ejemplo. En México se multiplicarán los casos de contagio, pero sin duda una respuesta organizada e informada evitará agudizar la crisis. Hay que estar atentos a las indicaciones de las autoridades de salud. (vmsamano@hotmail.com)