OPINIÓN

ESCALA CRÍTICA

Reforma electoral y obstáculos: pluris en el horno, ciudadanía y representatividad
28/11/2025

La propuesta de reforma electoral y sus implicaciones

EXISTE la percepción creciente que los partidos están rebasados. Las tradicionales estructuras difícilmente representan a los ciudadanos; hay desconfianza y -lo preocupante- aparecen formas de organización que presagian choques de intereses personales y particulares, sin nada que ver con el bien común. Los partidos quedan convertidos en franquicias o empresas de colocación sin compromisos éticos o verdaderamente políticos.

En escenario de polarización narrativa creciente, es misión delicada la realización de foros públicos para diseñar la reforma electoral, propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum. Planteó: "debe eliminarse la representación plurinominal, pues no se gana en campaña sino apareciendo en las listas de privilegiados."

Esto -parte mínima de una reforma que se piensa estructural- provoca urticaria a los aliados de Morena (PT, PVEM) y no se diga a la oposición PAN-PRI-MC. Incluso entre miembros morenistas, la propuesta de eliminar plurinominales no tiene consenso sólido. También habrá debate por los recursos asignados a partidos. ¿De la cuchara grande a la chica? ¿De la representación trucada a la ausencia total?

PISO CON GRIETAS

LAS FORMAS de la reforma se cuestionan por su procedencia: en México, las reformas más importantes (1977, 1989, 1992, 1996, 2007) surgieron por quejas opositoras sobre piso asimétrico de competencia. Hoy la propuesta viene del gobierno en turno, que tiene mayoría calificada en el congreso. La oposición, por razones atendibles, quiere ser escuchada y siente que no hay condiciones.

La presidenta Sheinbaum tuvo que nombrar coordinador de los trabajos para la reforma electoral: el experimentado Pablo Gómez, surgido de la izquierda combativa aunque luego integrado a una estructura. Gómez dirigía la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y su nuevo encargo es igual de delicado (¿unidad de inteligencia política?). No parece haber ni el ánimo social ni el ánimo institucional (de unos y otros) para cambiar reglas electorales.        

DOMINIO PLURINOMINAL

UN PROBLEMA de cada partido político es que los coordinadores de bancada de ambas cámaras -senadores y diputados- llegaron como plurinominales. Así como lo oye, poco representado lector. Ocurre inclusive con Morena en el Senado y la Cámara de Diputados donde quienes presiden son pluris, a pesar de que hubo varios con respaldo de votos directos.

Y si la reforma electoral incluye la eliminación de pluris, entonces la cosa está en chino: a la polarización narrativa y social, que obstaculiza consensos sobre problemas nacionales, se suma el ánimo partidista para definir la asignación de curules como posiciones políticas. Sheinbaum dice con razón que los legisladores pluris "no compitieron directamente por un cargo de elección popular." Por eso, propone "la representación de ´primera minoría´, para que acompañe al ganador de mayoría." Así habría "legisladores con representatividad directa y votos ganados en las urnas". ¿Adiós a los arreglos cupulares? De ahí las resistencias partidistas.        

CIUDADANOS Y PARTIDOS

EN 2026 se intentará la reforma electoral. Aunque todo indica que no habrá tiempo ni condiciones. Los partidos deben ser expresión ciudadana: representar tendencias sociales y culturales de un pueblo. Requieren definiciones: proyecto de nación, plataforma de ideas, objetivos concretos de bienestar y valores sociales a defender. En las urnas 2024, la ciudadanía otorgó mayor representatividad a la coalición del gobierno en turno. Aunque sin claridad en el compromiso colectivo. Hay de dulce, de chile y de manteca.

La oposición tiene que remar contra corriente. Además, el funcionamiento de un partido político tradicional ya no es suficiente para el ciudadano moderno. Influyen la explosión mediática y mezclas raciales que estimulan la diversidad cultural; hay una complejidad social reflejada en las necesidades. En Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, existe una realidad que rebasa el estándar clásico de los partidos políticos. ¿Qué proponen y qué harán?  Persiste una crítica común: pragmatismo feroz, el poder por el poder. Olvido de principios esenciales de convivencia y gestión pública.

En México, las débiles y propuestas respuestas ante la inseguridad pública (que también incluye una falta de brújula opositora), la erosión del estado de Derecho, la aplicación de una economía macro con poca eficacia micro (en lo familiar), fueron factores de descrédito para los partidos.

Si no hay resultados cualquier reforma será mera escenografía, mientras la realidad puede volverse pesadilla. ( vmsamano@hotmail.com)





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