Un día después del amor y del olvido

UN DÍA DESPUÉS DEL OLVIDO se empieza de nuevo, como si no hubiera existido ese amor redimido y calcinante

UN DÍA DESPUÉS DEL OLVIDO se empieza de nuevo, como si no hubiera existido ese amor redimido y calcinante. El olvido es sanidad, herida cicatrizada. Como reírse por dentro de allí en adelante. Que si te vi, no me acuerdo.

UN DÍA DESPUÉS DE LA MUERTE empieza el llanto para dar paso a una nueva normalidad. Ese día se nace de nuevo, como si la vida anterior fuera un sueño. El cuerpo decidió bajarse de la prisa, del tedio, del miedo. Y seguir de otra manera, más ligero para el vuelo. El amor fue, porque seguirá siendo.

UN DÍA DESPUÉS DEL FIN de la paz llegó el hombre con sus maneras de ver la existencia. Miope, descubrió el fuego, la risa, la máquina simple, la palabra y el odio. Y dio inicio a la más peor batalla de todos contra todos. Gana más el que más semejantes mata. Y así anda buscando culpables del desbarajuste terrestre.

DESCUBRIÓ EL SEXO. Y un día después sintió que había descubierto la panacea de la existencia. Pero también descubrió el tedio. Lo que no te mata, se vuelve costumbre, se dijo. Y siguió caminando. Elucubró hipótesis, escribió sentencias. Y no pudo llegar a una conclusión definitiva. Fuego, dijo. Y encontró la manera de mantener el fuego a través de la fricción.

UN DÍA DESPUÉS DEL NACIMIENTO, no supo qué hacer. Y no hizo nada. Solo darle rienda suelta al vacío,. Y sigue cabalgando fugaces utópicas, que le sostienen en el teatro único de la existencia. Teatro vacío. No hay ninguna de las tres llamadas. Todo inicio es el final mismo, como la víbora que se come la cola.

UN DÍA DESPUÉS DEL SALTO ATRÁS. Quiere detenerse en el limbo, y corregir los errores como si la vida fuera una cinta de tres horas. Busca en la secuencia de fotos, como si se pudiera corregir no solo la Historia, sino las historias todas. Entre culpas y flagelaciones ríe, para hacer sentir que aquí no ha pasado nada: ni la vida.

RESPONDIÓ DIOS UN DÍA DESPUÉS. "Hello, soy Dios", dijo dios. Hablaba inglés. Aunque no mucho. Y él que respondió, se supone el hombre, no supo qué decir. Lo primero: que era una llamada de burla. "Aquí no hay nadie", dijo muy resuelto. Y efectivamente estaba comprobado que no había nadie, tan solo imágenes sin cuerpo y sin sueños. "¿Y si realmente era Dios?", se repitió a sí mismo durante toda su mísera vida. No había retroceso. Fue lo que fue.

UN DÍA DESPUÉS DEL NACIMIENTO del hombre como especie. Primero durmió por siglos. Luego despertó y miró todo lo que le rodeaba. "Mío", fue la primera palabra que dijo. Nadie le escuchó, ni él mismo. Y empezó a cercar por siglos también. Hasta que hubo cercas por todos lados rodeando montañas, lagos, desiertos, fue entonces que se miró al espejo. Y se dijo: "este soy yo". Pero nunca supo exactamente qué significaba el "yo".

UN DÍA DESPUÉS DE LA APARICIÓN del ángel, creyó que había sido un sueño. Y no había nada tangible para comprobar que el ángel había estado allí. Solo que se sentía más creativo, con inmensas ganas de caminar, de reír, de jugar. Era cierto, el ángel ya no estaba, pero estaba la risa y la sensación de haber existido con plenitud. ¿Acaso real, o realmente fue un sueño? No lo sabe, solo que l ángel sin nombre lo nombró amor.

UN DÍA DESPUÉS DE MI VIDA, que diga, de mi muerte, que significa lo mismo. Digo, un día después, sea bienvenido el olvido, como la existencia de la nada y el todo, como el poco polvo que quedará de nosotros, los que pregonamos paz y amor, existencia digna, desayuno y comida para todos. Solo el amor es permanente. Para el buen amor, no habrá olvido, ni de mí, ni de ti. Escucho de nuevo la llamada De Dios. Ahora sí creeré que es dios el que intenta comunicarse conmigo: su imagen y semejanza.

UN DÍA DESPUÉS. Ya sin palabras para el poema ni risa previa a los besos. Ya sin guiño para acariciar con la mirada; sin café, para qué digo más. Sin rostro, sin sexo, sin piernas. Cuencas vacías donde estaban ojos.  Sin piel tibia, ahora allí gusanos. Ya sin promesa de camino, ni fruición por saborear papayas y melocotones. Sin lengua, sin nervios que agiten las manos.

JOTAMARIO ARBELÁEZ, POETA colombiano: "Un día / después de la guerra / si hay guerra / si después de la guerra hay un día / te tomaré en mis brazos / un día después de la guerra / si hay guerra / si después de la guerra hay un día / si después de la guerra tengo brazos / y te haré con amor el amor / un día después de la guerra / si hay guerra / si después de la guerra hay un día / si después de la guerra hay amor / y si hay con qué hacer el amor". Jotamario Arbeláez.